Alberto Fernández firmó otro DNU extendiendo el cierre de fronteras y los turistas extranjeros varados en estas tierras deberán seguir el mismo procedimiento para volver a sus respectivos países.
Brasileños (12.068), chilenos (6.950) y bolivianos (4.895) encabezan el lote de turistas que pudieron regresar a sus países a pesar de las restricciones.
Las cifras oficiales registran una importante cantidad de estadounidenses (5.755), franceses (3.349), alemanes (2.842), británicos (2.141), canadienses (1.854), españoles (1.624) e italianos (1.103), entre otros.
Según cifras oficiales, desde el 16 de marzo sumaron 97.994 los ciudadanos extranjeros que obtuvieron su propia repatriación. No todos vinieron a la Argentina de paseo. Un grupo estaba por trabajo o negocios (contabilizados junto a los turistas) y otros 31.391 eran tripulantes de los transportes aéreos, terrestres y marítimos que los llevaron de vuelta.
Desde Ezeiza partieron 196 vuelos especiales de distintas compañías para cumplir la misión inversa a la repatriación de argentinos varados en el exterior. En muchos casos, como escala previa al destino definitivo. Partieron 95 a Brasil, 30 a Chile, 12 a Colombia, 9 a España y a Estados Unidos, 8 a Perú, 6 a Francia, 4 a Alemania, entre otros lugares.
La abultada cantidad de tripulantes está relacionada mayoritariamente a los 29 buques mercantes y a los cruceros que fueron sorprendidos en aguas o puertos argentinos cuando el Gobierno adoptó las medidas más drásticas de combate al coronavirus.
Así se explica la cantidad de filipinos (3.731) e indios (898) que fueron autorizados a salir del país como marinos. Con todo, entre tripulantes, empleados en tierra y turistas, durante el período de aislamiento salieron de la Argentina ciudadanos de más de 120 nacionalidades.
Un dato curiosos: 1.009 chinos fueron autorizados a regresar al país donde se originó el covid-19. La mitad turistas y el resto tripulantes. Otra curiosidad: los rastreadores de vuelos online que se puede bajar en cualquier smartphone muestran cientos de avioncitos sobre los mapas de los Estados Unidos, Europa, China y Brasil, en contraste con los cielos «limpios» que exhibe la Argentina.