La escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires (Casilda Igarzábal entre otras) al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 18 de mayo de 1810 y por el «Calendario Escolar» de 1951, se fijó dicha fecha como Día de la Escarapela.
El origen de la escarapela y sus colores no puede establecerse con precisión. La versión más aceptada es que el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano propuso que se creara un símbolo nacional para unificar los colores del ejército, dado que hasta entonces los distintos cuerpos militares utilizaban diferentes distintivos. Días después, el Triunvirato aprobó el uso de la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de color blanco y azul celeste. Se dice que esos colores aluden a la Casa de Borbón, del rey de España Fernando VII.