En las playas, en los senderos de trekking, en los bares y cervecerías, en las paradas de colectivo o haciendo dedo se los ve. Se trata de los grupos de jóvenes que coparon desde comienzos de año la ciudad.
«Hay una marcada cantidad de jóvenes, no solo en Bariloche , sino en todos los destinos turísticos nacionales. Además del turismo estudiantil , nosotros siempre recibimos muchos jóvenes que vienen a hacer montaña. Pero este verano la mayor presencia de jóvenes se advierte claramente. No sé a qué atribuirlo exactamente, pero calculo que al haber estado tantos meses encerrados, como estuvimos todos, y tenerle menos miedo al Covid-19 , los jóvenes salen más. Quizás la gente mayor se cuida un poco más» , afirma Gastón Burlón, secretario de Turismo local.
Si bien las estadísticas definitivas podrán conocerse a finales de enero, ciertos porcentajes ya indican la tendencia. Los datos del Observatorio Turístico del Ministerio de Turismo y Deporte provincial y de la app Circulación RN revelan que el 64% de los registros de permisos otorgados desde la apertura del turismo en la provincia, el 4 de diciembre, corresponden a números de documentos mayores o iguales a 30 millones, que se vinculan personas menores de 37 años.
Cecilia Caldelari, subsecretaria de Turismo provincial, señala que la tendencia es similar en Bariloche: «El Observatorio había realizado una encuesta de intención de viaje en diciembre que ya mostraba la tendencia de viajes en familias jóvenes y grupos de amigos. Creemos que la gran oferta turística enmarcada en la naturaleza, los espacios tan amplios y la variedad de actividades, especialmente en la región cordillerana, fueron, sin duda, algunos de los factores que definieron la elección de los jóvenes».
Algo de eso expresan los jóvenes. «Teníamos planeado venir al sur el verano pasado, pero tuvimos que suspender porque me lesioné el hombro, así que esta vez no lo dudamos. Queríamos vivir una experiencia distinta a la que te da la playa», cuenta Sebastián, de 20 años. Es de Luis Guillón y está con su amigo Lucas (21), de Coronel Suárez.
Unas vacaciones parecidas emprendieron siete amigos de Lomas de Zamora, que llegaron en avión y se alojaron en campings y hostels. Tres de ellos, Javier (23), Andrés (21) y Carlos (21) tienen experiencia en montaña y el resto se entusiasmó con la idea de venir a caminar por los senderos del Parque Nacional Nahuel Huapi. «Solo había venido a Bariloche en el viaje de egresados, así que quise probar, sobre todo tras el encierro de la cuarentena», dice Sebastián (22).
A pesar de ser un destino tradicional de mochileros, la ciudad también recibió este verano a muchos jóvenes con poca o nula experiencia en senderismo. «Hay muchos grupos, pero no son personas acostumbradas a hacer trekking, lo hacen como primera experiencia. No son mochileros clásicos», cuenta Claudio Fidani, que atiende el refugio de laguna Jakob.
Un dato interesante sobre los jóvenes que vinieron a hacer trekking o travesías de montaña lo arrojan los registros de esta práctica del Parque Nacional Nahuel Huapi, realizados durante la primera quincena del mes actual: de los 3749 permisos, el 30,35% correspondió al segmento de hasta 25 años. En el mismo período del año pasado, representó el 16,18%. Las cifras son parciales, ya que muchos talonarios de registro en poder de diversos guardaparques no han sido todavía procesados.
Desde la reapertura turística, los viajes de grupos de jóvenes han sido observados de cerca por las autoridades provinciales y locales. En esta ciudad, muchos chicos usan el barbijo o mantienen la distancia cuando se cruzan con desconocidos, aunque, cuando se trata de sus amigos, los cuidados suelen desaparecer.
La mayoría se aloja en un mismo lugar, han viajado juntos y ya compartían salidas y actividades en su lugar de origen. También hay muchos que descreen del Covid-19 o ya lo han cursado, con síntomas leves o nulos, por lo que no se preocupan. Luego de que, en diciembre, seis chicos provenientes de Paraná alteraran la documentación presentada antes de emprender un «viaje de egresados burbuja» a esta ciudad, sabiendo que tenían coronavirus, un grupo de estudiantes de Bahía Blanca registró esta semana un contagio masivo.
Muchos de los jóvenes que se ven en Bariloche este verano llegaron con sus padres. Se trata, mayormente, de familias que suelen venir a la ciudad. Arman sus burbujas en las playas, se ubican en las terrazas de las cervecerías y realizan alguna caminata corta, como al cerro Campanario (30 minutos) o algo más larga, como al refugio López (unas 3 horas de subida).
«Vemos una diversidad de segmentos sociales, familias con más recursos y otras más de clase media que han elegido el destino. Lo estamos viendo por distintos indicadores, como el tipo de vehículo que ingresa a las diferentes áreas del parque», afirma Horacio Paradela, intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi. Los accesos generales al área durante la primera quincena pasada indican que hubo 30.896 visitantes, solo un 18% menos de los que se recibieron en el mismo período de 2020.