Bruno English, el emprendedor que creó el primer hotel “pet friendly” de Comodoro y que apuesta a los domos en Trevelin

· 21 Jul 2024 ·
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Comenzó vendiendo publicidad para una guía de Expo Aventura, trabajo que le ofrecieron luego que pintó una oficina. Vendió para la reconocida revista “Lugares” y asesoró a diferentes ciudades para promocionar sus destinos. De la mano de la comunicación y el marketing, Bruno English hizo del turismo su oficio y hace un tiempo decidió fundar su propio alojamiento, un pequeño hotel que se convirtió en el primer pet friendly de Comodoro. Ahora apuesta a la cordillera con una mirada sustentable, es que, como dice, le apasiona emprender y generar nuevos proyectos. Esta es su historia.

“Yo siempre busqué algo para seguir conectado con mi lugar… y la verdad es que extrañaba mucho”, admite Bruno English cuando recuerda sus inicios en el mundo del turismo. Eran otros tiempos, internet estaba lejos de ser lo que es y la vida en Buenos Aires parecía mucho más distante y lejana que los 1.800 kilómetros que separan el sur de la Ciudad Autónoma.

Bruno era joven, un veinteañero que había ido a estudiar abogacía, pero se encontró con el golpazo de la realidad económica. Quería quedarse y en la pintura, la de masilla y lija, encontró no solo la manera de rellenar el bolsillo, sino también un oficio con el cual relacionarse. Lo que no imaginaba era que pintar una oficina lo iba a llevar a encontrar el rubro que terminaría guiando el camino de su vida: el turismo.

“Fue algo muy loco”, dice al recordar cómo comenzó todo, en diálogo con ANDSUR. “Yo vivía con un par de amigos, pero por los avatares económicos me tuve que poner a buscar trabajo. Era la década del 90 y la familia de Ángeles, que hoy es mi señora, me empezó a dar trabajo de pinturas. Con eso subsistía, más otras cosas. Pero me empezó a ir bien y una vuelta le pinté una oficina a un tío de Ángeles que organizaba una exposición que se llamaba Expo Aventura”.

Bruno comenzó vendiendo publicidad para una revista de turismo y ahora tiene sus propios alojamientos.

English cuenta que ese hombre necesitaba un vendedor para una guía de Turismo Aventura en papel que se iba a distribuir en la expo, dentro de la revista Lugares. Le ofreció ser vendedor y sorprendió a todos. “Me fue re bien. Yo tenía un hambre, una necesidad…”, dice entre risas.

A English le fue tan bien que la revista, que luego pasó a formar parte del Grupo La Nación, lo contrató como vendedor. Para él fue un salto enorme y el camino para ingresar de lleno al mundo del turismo. Así, de pintar paredes pasó a relacionarse con prestadores, exposiciones y todo un mundo de kilómetros, comunicación y marketing.

“Así comenzó todo. Tiempo después, el Grupo La Nación compró la Expo Aventura y yo le sugerí comprar la Expo Patagonia porque siempre busqué seguir conectado con mi lugar. Ahí arranqué como vendedor y empecé a conocer un montón de emprendimientos de todo el país”, recuerda English.

“En ese momento no había internet, era fines de los 90, internet era muy incipiente, recién estaba comenzando y empecé a entablar un vínculo muy de unión con todos los clientes míos. Posadas, hosterías, destinos turísticos. Todos me pedían que les dé una mano con el tema de marketing y comunicación. Entonces, con el diseñador de la revista empecé a hacer algo en paralelo y me di cuenta que había una necesidad de que haya una agencia de comunicación y marketing focalizada en el turismo”.

Así, Bruno, junto a Daniela y Dolores, dos mujeres con la que trabaja, creó “DBD Ideas Turísticas”, una empresa que se mantiene hasta el día de hoy, pero ahora junto a Leandro, su actual socio.

“Comenzamos el 1° de enero del 2000 y nuestro primer cliente fue el estado de Utah. Ellos iban a organizar los Juegos Olímpicos de Invierno 2001 y nos contrataron como agencia de comunicación y marketing para Argentina, Uruguay y Brasil. Después arrancamos con la gente de Calafate con un proyecto muy lindo de internet e iniciamos todo un proceso de hacer productos editoriales de turismo. Hicimos una guía de escapada, una de estancia, una de Patagonia y una empresa de turismo de El Calafate nos contrató para que le manejemos una estancia. Yo justo me había peleado con Ángeles después de cuatro años y dije ‘me voy a vivir a Calafate’”.

En la ciudad de los hielos le fue tan bien que los contrataron para trabajar la campaña de publicidad del destino, y poco a poco la agencia fue creciendo, sumando incluso como clientes a la gente de Torres del Paine, en Chile.

Esa incursión más allá de la frontera sería el primer contacto con el vecino país, vínculo que se mantiene hasta el día de hoy con la región de Aysén y con Magallanes.

DBD llegó a tener su propia oficina en Santiago de Chile, pero el destino tenía otros planes.

“Empezamos a hacer de todo y llegamos a abrir una oficina en Santiago de Chile, pero un día me llaman y me dicen que había fallecido mi viejo. Tenía 61 años y fue como un click. Loly y Benja tenían 2 y 4 años y ahí dije ‘no, ¿qué hago acá?, me perdí los últimos años de que mi viejo disfrute a mis hijos’. Entonces, dije, ‘quiero que mis hijos disfruten Rada tilly como yo de chico’ y me vine”.