Con el “World Dulce de Leche Day”, que se festeja desde hace más de 20 años, se busca promocionar y rendirle homenaje a ese ícono nacional que también se hace lugar entre los paladares internacionales
Como la mayoría de los grandes descubrimientos, tanto de los seductores sabores de la gastronomía como de los que cambiaron nuestra forma de ver el mundo, surgieron de una distracción. Y el nacimiento de nuestro amado dulce de leche no está exento de la omisión.
La historia nos llega desde 1829, con el relato de una cocinera de Rosas el mítico día en que se estaba firmando el Pacto de Cañuelas entre Juan Manuel de Rosas, jefe de la fuerza Federal y el Comandante del ejército unitario Juan Lavalle. La cocinera de la estancia, La Caledonia, estaba a cargo de la lechada, una mezcla de leche caliente azucarada con la que Rosas tomaba sus mates. Al llegar Lavalle, cansado por el viaje, se acostó en un catre en el que usualmente descansaba Rosas. La criada, que fue a llevarle un mate al Restaurador, encontró ocupado el lugar por el jefe enemigo y dio aviso a la guardia. Mientras tanto, la lechada olvidada hervía en la olla y quedó un dulce espeso y marrón. Se transformó en la mezcla que hoy todos conocemos como dulce de leche.
Según el estudio que propone Puratos, el grupo belga que provee materias primas y productos al mundo de la panadería, la pastelería y el chocolate, en Argentina el consumo de dulce de leche por persona es entre 3 y 3,5 kilos, el triple respecto del kilo que se come de chocolate.
Romina Borda, está al frente del negocio de Puratos Argentina, Uruguay y Paraguay y entiende que el mercado local es muy maduro y competitivo. De las más de 130.000 toneladas que se producen en el país, el 90 % va para el mercado local y sólo se exporta el 10 %. Los principales fanáticos internacionales son Chile, Brasil, Uruguay, Peru´, Estados Unidos, Canada´, Europa e Israel.
Para la canasta familiar de los lácteos, el dulce de leche entra en el cuarto lugar, después de la leche, el queso y el yogurt. Sin embargo, la mayor parte de la producción del producto está destinado para la elaboración en pastelería y la industria comestible. Sólo un 24 % va para el consumo hogareño ya que el mayor consumo se da para la fabricación de alfajores y helados (45%) y luego para panadería y pastelería
Si le preguntás a los argentinos viviendo en el exterior qué cosas extraña de este país, muchos -pero muchísimos- te van a responder que el dulce de leche, algo que difícilmente se encuentre en otros lados con las características del que venden aquí.
El Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche informó que de enero a julio de este año se elaboraron unas 58.000 toneladas en nuestro país.
«Hace 25 años decidimos instaurar el 11 de octubre como Día Mundial del Dulce de Leche para impulsar la producción y el consumo de esta exquisitez que continúa siendo uno de los alimentos preferidos de los argentinos», dijo a Télam Lilly Frega Varela, presidenta del Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines (Capidya).
En sus distintas variantes, tradicional, familiar, repostero, heladero o alfajorero, este alimento se elabora con leche de vacas Holando Argentino, Jersey, ovejas, cabras y búfalas.
Según las estadísticas que elabora el Capidya, relevando datos de las 25 empresas productoras más importantes y con información del Indec, la Secretaría de Agroindustria y de la Dirección Nacional Láctea, en la primera mitad de este año se produjeron 58.000 toneladas, de las cuales se exportaron 1.751 y calculan que cada argentino consume aproximadamente 3,100 kilos por año.