Hay una costa amplia donde abunda el sol y es uno de los destinos favoritos de nuestros visitantes y es que la Comarca Andina es uno de los grandes paraísos de la patagonia.
Saliendo de Puerto Bonito y a sólo una hora remando, aparece este edén terrenal único. Nosotros sólo te llevamos”, anticipa “Chino” Álvarez, al frente un emprendimiento familiar que alquila kayaks en el lugar. El cierre de la excursión también puede incluir “un atardecer alucinante, una picadita y una cerveza artesanal entre amigos”.
Paisajes increíbles, aventuras en la naturaleza, alta gastronomía, historias teñidas de duendes, pistoleros norteamericanos y tribus tehuelches de 5 mil años, más la calidez de su gente, hacen de la Comarca Andina del Paralelo 42º un lugar incomparable para vacacionar aprovechando los últimos días del verano, ya sin tanta gente y antes de Semana Santa, cuando los alojamientos volverán a colmarse.
Con El Bolsón como epicentro, el escenario se extiende desde El Manso al norte hasta Cholila al sur, e incluye también a Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén y El Maitén.
Su particular microclima permite a esta altura del año temperaturas de hasta 30 grados, por cuanto siempre es tentador darse un chapuzón refrescante en cualquiera de sus lagos, ríos y lagunas. Dicen que en Puerto Bonito (Epuyén) están “las aguas más cálidas de la Patagonia”, con unos acantilados “espectaculares para las zambullidas”.
Los paseos lacustres, pesca, rafting, vela, kayak o stand up paddle surf (remar parado), están pensados “para que toda la familia lo pase bien”. También se pueden realizar caminatas, cabalgatas, mountain bike y escaladas, o simplemente entregarse al ocio y pasar un día de playa inolvidable, cerca de un fogón donde se dora lentamente un cordero o se calienta la pava para los mates de la tarde.
Siempre hay que dedicar un día para alguna de las excursiones turísticas que ofrece la región. Y ofertas no faltan: parapente biplaza en el cerro Piltriquitrón; El Bosque Tallado; canopy a través de un hermoso bosque nativo de cipreses y coihues; el encanto de La Trochita en el pueblo ferroviario de El Maitén con su museo y los talleres; en Cholila, la cabaña de Butch Cassidy y la posibilidad de probar “la mejor carne del mundo” ; una cabalgata hasta El Cajón del Azul; un recorrido en lancha por las aguas turquesas del lago Puelo y llegar hasta el límite con Chile o conocer las chacras dedicadas a la producción de lúpulo y frutas finas, por citar algunas. En cada una de las localidades hay agencias habilitadas (y con guías) para que la experiencia “sea segura y placentera”.
Si queda tiempo, hay que llegar hasta el Parque Nacional Los Alerces y embarcarse en Puerto Chucao (lago Menéndez) para hacer la excursión hasta el Alerzal Milenario, pasando enfrente al glaciar Torrecillas. Desde Puerto Sagrario parte una caminata internándose en la selva valdiviana con el marco del sorprendente verde del lago Cisne y sus rápidos. Al final del recorrido aparece “El abuelo”, un alerce de más de 2.600 años de edad, 2,20 metros de diámetro y 57 metros de altura. Allí creerá realmente que “el edén existe”.
Hay que reservar una mañana para recorrer la Feria Regional de Artesanos (ubicada en la plaza Pagano de El Bolsón, funciona martes, jueves, sábados y domingos) en la que se destacan los trabajos de cerámica, lana, madera, cuero, metales, flores secas, dulces, verduras frescas, flores recién cosechadas, cuchillos y velas, entre otros.
Al caer el sol, las luces se encienden y estalla todo un abanico de propuestas nocturnas. Se puede empezar con un picada de productos regionales y cervezas artesanales (hay más de 60 variedades en la zona); degustar algún plato gourmet propio de la gastronomía cordillerana y finalizar con un postre de frutos rojos o un helado de sabores tan particulares como “Piltriquitrón nevado”, o “Calafate con leche de oveja”.
Por los pubs y patios cerveceros, las bandas locales de todos los géneros permitirán estirar la diversión hasta bien entrada la madrugada para todos los turistas y vecinos.