Cómo será el turismo en la era del coronavirus

· 25 May 2020 ·
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Idas y vueltas. Todos especulamos sobre el día después en el mundo de los viajes y el turismo​. Buscamos en los “protocolos”, las “fases” y las “burbujas de viaje” –conceptos que se han puesto de moda- un poco de certezas.

Hacemos clic en las fotos que muestran las sombrillas de algunas playas europeas que comienzan a recibir gente deseosa de un poco de normalidad: un día Francia abre algunas playas del norte; dos días después piden cerrarlas porque la gente no respeta la distancia social.

Abren los negocios en Italia –vemos gente comiendo en una mesita al aire libre, qué tentación-, abren los museos de Alemania, aflojan (un poquito) en algunas fronteras.

Gente paseando junto al canal en Milán, Italia. (AP Photo/Luca Bruno)

Aquí y allá todos se preparan para cada una de las fases que les toque atravesar, sabiendo que hay idas y vueltas, que las fechas propuestas cambian, que todo se ajustará en la marcha.

Lo que queda claro es que la vuelta a la actividad turística no depende de la industria sino de los gobiernos y sus expertos asesores de salud.

Sombrillas distanciadas y cerradas en la playa de Ostia, cerca de Roma, Italia.  (AP Photo/Andrew Medichini)

“El escenario más probable es que la reapertura de las fronteras se haga con bastante cautela, a una velocidad que seguramente será mucho menor a lo que preferiría la industria”, señala Jorge Gobbi, especialista en turismo, Doctor en Ciencias Sociales y creador de El Blog de Viajes, uno de los primeros blogs sobre turismo en la Argentina.

“Si crecen los contagios podemos esperar nuevos cierres de fronteras y cuarentenas para viajeros internacionales, sobre todo porque en casi todo el mundo el inicio se dio por los casos importados. Es un escenario muy incierto. La agenda de salud está primero. El viaje volverá si hay certezas de que no provocará un crecimiento de los contagios”, agrega.

Un golpe que es caída

Mientras la Organización Mundial del Turismo habla de una caída en la llegada de turistas internacionales de entre el 60 y el 80 por ciento, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) alerta sobre la catastrófica pérdida de empleos: empezó hablando de 50 millones a fines de marzo en todo el mundo, pero con los últimos reportes duplicó la cifra y sentenció: se pierde un millón de empleos por día en el sector.

Con gran parte de sus flotas en tierra, la industria aérea también señala la dificultad y la lentitud en la recuperación. Por caso, Air France que actualmente opera entre el 3 y el 5 por ciento de su programa habitual, presentó su programa de reincorporación de rutas hasta fines de junio: representa el 15 por ciento de su operación normal.

“Durante años, la actividad turística tuvo como paradigma el crecimiento indefectible, alimentado a su vez por el hecho de erigirse como un importante motor de desarrollo económico y que cuenta con la capacidad de generar divisas para los países, redistribuyendo el ingreso dentro del territorio nacional y dinamizando las economías regionales. En los últimos diez años, la llegada de turistas internacionales creció casi un 70% a nivel mundial, lo cual demostraba una actividad pujante y vigorosa. Esto justificaban este crecimiento sostenido y nos hacía creer que la actividad turística “no tenía techo”. Producto de la pandemia, todos nos hemos mojado en la tormenta”, señalan desde Usina Turística, un equipo conformado por varios profesionales del sector Gaspar Taboada, Fabrizio Scalfino, Julián Cherkasky Rappa, Andrés Ziperovich, Mauro Beltrami, Daiana Fernández y Tomás Sacco Tambella.

La Estatua de la Libertad, el horizonte de Nueva York y una multitud de turistas tomando fotos.

¿Cuándo volveremos a viajar?

Miramos al mundo y todos establecen posibles fechas de apertura y de acuerdos fronterizos que permitan el intercambio seguro de viajeros –junio y julio son los meses clave en Europa- y condiciones más o menos restrictivas para los ingresos y egresos de la gente (como las cuarentenas obligatorias).

La gente disfruta de los cafés de Atenas, Grecia, con medidas de seguridad como tapabocas y guantes para los camareros y desinfección de mesas y sillas luego de cada uso. Photo: Angelos Tzortzinis/DPA

Nosotros sabemos que hasta septiembre no nos subiremos a un avión… por ahora. Mientras, en Jujuy decidieron dar el puntapié inicial y abrieron el turismo para los jujeños el 22 de mayo. Con el brote más controlado, el Noroeste busca acordar un flujo regional.

La incertidumbre siempre estará al acecho ya que en estas idas y vueltas también puede suceder que vuelvan a cerrar una frontera o cancelen un vuelo. Estamos hablando de volver a viajar, pero todavía hay argentinos varados en el exterior.

Un pasajero con ropa de protección en el  Indira Gandhi International Airport, Nueva Delhi, India. EFE/EPA/RAJAT GUPTA

En esta posible vuelta al turismo –en el que la vacuna es todavía un sueño- tiembla el equilibrio entre medidas de seguridad, rentabilidad de las empresas y costos para los pasajeros.

“Si se aplican medidas destinadas a mantener la distancia social en medios de transporte y a brindar procedimientos de limpieza muy estrictos en los alojamientos, es de esperar un incremento de los precios por la menor oferta. Las personas que aman viajar quieren volver a salir de viaje, claro. Pero habrá que ver si los dejan viajar o si el precio está al alcance de la misma cantidad de gente que antes”, dice Gobbi y agrega que los viajes económicos y accesibles conllevan una «explotación intensiva del espacio». Cuanto más barato es el viaje, más espacio hay que compartir, como en los hostels o en la clase turista de los aviones.

Hace un mes comenzaron a surgir proyectos para instalar mamparas o protecciones de plástico dentro de los aviones. No todas las aerolíneas están dispuestas a dejar asientos libres entre pasajeros.

¿Cómo volveremos a viajar?

Ya nos estamos haciendo a la idea de usar tapabocas permanentemente. Si tenemos que volar, nos resignaremos a que además de sacarnos los zapatos en el aeropuerto, ahora también nos tomen la temperatura antes, durante y después del vuelo. A compartir nuestra historia clínica sin tantos peros sobre la intimidad. A explicar minuciosamente dónde hemos estado en los últimos 15 días. A caminar alertas para no acercarnos al otro.

Control de temperatura en los aeropuertos (Photo by Manjunath Kiran / AFP)

Incluso aceptaremos testearnos para evitar cuarentenas allí donde sean una imposición. ¿Se popularizarán los pasaportes sanitarios que están probando en Canarias y Baleares, las islas de España donde el turismo es clave? ¿Un carnet que diga Covid-free?

Si ya reservábamos la mayor parte de los servicios online, ahora habrá que intensificar más el asunto y con más anticipación: seguramente la capacidad limitada de museos y monumentos famosos se vea colmada rápidamente en pos de espaciar a los visitantes y desinfectar más.

¿A dónde viajaremos?

Todos coinciden en que lo primero en reactivarse serán los destinos de cercanía y naturaleza. Luego lo nacional, lo regional y por último los destinos más lejanos.

«(Se preferirá) viajar a destinos que tengan contacto con la naturaleza, alejado de las grandes ciudades. Este posicionamiento forzado de los pueblos por sobre las grandes ciudades y los destinos turísticos convencionales masivos, los obliga a pensar como reestructurar su oferta de servicios a fin de satisfacer las nuevas necesidades. Deberán priorizar las cuestiones sanitarias, pensando en la modalidad de escapada que utilizarán los futuros turistas para mitigar el encierro de la cuarentena. Este turista buscará alojamientos con tendencia a la privacidad y tranquilidad en contraposición con los establecidos donde pueda haber una aglomeración de huéspedes. La contratación será a través de medios electrónicos, por lo que la digitalización de la oferta es importante”, dicen en Usina Turística.

Desbordes y otras cuestiones

La crisis del turismo y especialmente el parate de la economía en todo el mundo, nos hizo pasar de demonizar a los viajeros convertidos en agentes que transportaban el virus, a la desesperación económica en la que se hunden los destinos y los millones de familias que viven de los turistas y claman por su pronto regreso.

Desborde turístico en Venecia, antes del coronavirus
REUTERS/Manuel Silvestri

“Las posiciones han cambiado respecto de este pasado inmediato cuando alarmaba el sobreturismo; hoy alarma su falta que en muchos lugares es catastrófico en términos de actividad económica y funcionamiento general de sus sociedades. Si Roma venía recibiendo unos 18 millones de turistas por año y hoy han desaparecido, las consecuencias económicas son evidentes”, dice Rodolfo Bertoncello, especialista del Instituto de geografía de la UBA, investigador del CONICET y miembro de la Academia Argentina de Turismo.

“El caso de Venecia es interesante. La ciudad se ha quedado prácticamente sin habitantes y sin actividades que no sean turismo, es decir que la falta de turismo deja a la ciudad casi sin viabilidad, no tiene funciones propias… Esto quizás lleve a reconocer que los problemas de estos lugares van más allá del turismo, y las respuestas posibles a partir de este nuevo contexto, quizás deberían tenerlas en cuenta”, dice.

Ante este vaciamiento, resurgen críticas sobre cómo se viajaba, con destinos saturados y experiencias superfluas. El especialista señala: «Aparecen voces que proponen formas menos efímeras, más significativas para el turista; hacer menos viajes, pero más relevantes. Algo que debe analizarse con detenimiento, ya que conlleva un conjunto de juicios de valor que no son universales: ¿qué significa para cada uno uno turismo menos banal?

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