El interior de la provincia de Buenos Aires cuenta con pintorescos pueblos que pasaron a estar en el ostracismo a raíz de la privatización de los ferrocarriles en la década del 90: dentro del partido de Puán, a pocos metros de la frontera con La Pampa, se erige Villa Iris, que celebra la icónica Fiesta del Churro todos los años.
Lo cierto es que la estación de la pequeña localidad, en la que viven apenas 1800 habitantes, fue cerrada durante el gobierno de Carlos Menem y recién pudo reimpulsar sus valores turísticos en los últimos años. Después de haber sufrido una grave sequía que afectó su base productiva, vinculada a los sectores agrícola y ganadero, sus atractivos volvieron a tomar color.
Por supuesto, el trazado prolijo de casas bajas es parte del paisaje y también se pueden encontrar varios puntos neurálgicos: la Plaza San Martín -que incluye un homenaje al fundador Hugo Stroeder-, la Delegación Municipal, la Iglesia Nuestra Señora del Carmen e incluso la vieja parada de tren, que se mantiene intacta pese al paso del tiempo.
Las otras atracciones de Villa Iris y cómo surgió la Fiesta Nacional del Churro
En el área social, cuenta con el Club Social y Deportivo Unión, el Club Rampla Juniors y el Centro Tradicionalista El Jagüel. Sin embargo, hasta antes de 2012, los pobladores no gozaban de una gran socialización y se hallaban bastante desarticulados: fue a raíz de esa situación que nació la Fiesta Nacional del Churro, en la que se presentan artistas locales e invitados.
El evento surgió como un apoyo económico ante la crisis que atravesaba la comunidad en su conjunto: convocaron a 24 instituciones entre hospitales, centros infantiles, entes educativos y eclesiásticos para pergeñar una idea de gestión compartida. Para que pueda coincidir con el receso en los colegios, se lleva a cabo un domingo de enero: en esta oportunidad, será el sábado 27 de enero.
Su institucionalización se produjo en 2018, cuando los ciudadanos lograron formar una comisión integrada por diferentes organizaciones que se prestan a dirigir la festividad. Entre sus principales actividades, se encuentran los espectáculos musicales, los típicos paseos de artesanos y el patio de comidas: en este último ejemplo, las ganancias se dividen en partes iguales.
Hasta el momento, se han realizado once ediciones -la única que no se pudo efectuar fue en 2021, debido a la pandemia de coronavirus- y la afluencia de público es cada vez más grande. Según datos oficiales registrados por el propio municipio, cerca de 5.000 personas se acercaron a la Fiesta en 2019, uno de sus momentos más álgidos.
Escapadas: la maratón que moviliza a todo el pueblo
Otra de las atracciones destacadas en Villa Iris es la “Maratón 2 Leguas”, que surgió a través de un grupo de residentes que buscaron una manera de incrementar los ingresos ante el declive del pueblo. Lo recaudado fue destinado en un inicio al “Taller Protegido Incahuen”, un centro de contención y de inserción laboral para los individuos con discapacidad.
Con el correr de las jornadas, el beneficiado pasó a ser el “Jardín de Infantes N°902″, la única institución para chicos de 4 y 5 años en toda la localidad. La carrera de tipo pedestre comienza en el centro y continúa su recorrido en el campo, atravesando toda la zona rural. Una vez finalizado, se ofrece un asado en el Salón Cultural con premiaciones y venta de productos.
De todas formas, los churros están por encima de cualquier propuesta: se elaboran más de 15.000 para el evento, que ya tiene escenario y que también mostró mejoras en cuanto a la logística y la iluminación. Con un precio módico y accesible para toda la familia, con acceso a la pileta incluido, surge como una alternativa interesante para la temporada de verano.