La pandemia del coronavirus, que obligó a cumplir una cuarentena de aislamiento preventivo y obligatorio, está afectando a diversas actividades productivas, comerciales, turísticas, educativas, industriales, etcétera. Es el caso del viejo molino harinero y museo de Mervin Evans, sobre la Ruta 259 camino a la frontera con Chile, a pocos kilómetros de Trevelin.
En épocas normales ese sitio turístico es muy visitado, por las piezas que guarda el museo, muy bien mantenido por Mervin, y por el atractivo que tiene el viejo molino que movido por la fuerza del agua, realiza la molienda que termina en harina que se llevan los turistas como recuerdo. El emprendimiento está totalmente paralizado desde el inicio de la pandemia, y así lo contó Evans. “Es un caos total a nivel mundial la situación”, afirmó para agregar que “yo lo titulo como un secuestro a la humanidad a esto”.
Recalcó que como no le ingresa dinero, decidió ponerse a producir harina integral, además de hacer mantenimiento a toda la estructura que muestra al turismo. Cuenta con clientes en Trevelin y Esquel. Pero, el inconveniente es que “no les puedo llevar la harina porque no logró obtener el permiso para circular”.
Mervin Evans manifestó que “ahora comencé con la producción de harina para la venta a comercios porque hay que reinventarse en época de crisis”. Vende en envases de 4 kilos, un producto libre de químicos.
En cuanto a la materia prima, le compra a un productor de la zona del Valle 16 de Octubre, que cosecha varias toneladas de trigo. Su situación es complicada, ya que tiene gastos mensuales para cubrir, y los ingresos son cero en el emprendimiento turístico. Si bien el molino puede clasificar en el tipo de harina, se dedica a la integral. Entrega por envases de 4 kilos, y el precio es de $ 50 el kilogramo.