La marea extraordinaria llegó a provocar una inundación total del reconocido parador. En su entrada, sobre el frente de la rambla, el agua llegó a más de 30 centímetros de profundidad.
De todos modos, la situación no alarmó a los clientes que continuaron disfrutando de su cena chapoteando con sus pies bajo el agua.
Tras bajar la marea, comenzaron los arduos trabajos de limpieza del personal.
A su vez, a primera hora de ayer, se dispuso montar una gran muralla de arena entre los paradores y el mar, para contener el agua de una nueva marejada prevista para la noche de ayer.