Este espacio natural de 260 mil hectáreas permite que los turistas puedan pasear por bosques de árboles gigantes, navegar por alguno de los nueve lagos de esta reserva y cabalgar por zonas semivírgenes de la selva valdiviana.
Además, en verano se transforma en el epicentro de las actividades al aire libre y brinda la posibilidad de disfrutar de especies arbóreas como coihues, cipreses, radales, maitenes, ñires y lengas.
También es posible avistar aves autóctonas como el chucao, el carpintero gigante patagónico, el cauquén real, el cóndor, el pato de los torrentes, el aguilucho y el zorzal patagónico y algunos mamíferos como el puma, el gato huiña, el monito del monte y el huillín.
El secretario de Turismo de Esquel, Mariano Riquelme, señaló que «la riqueza natural del parque, preservada celosamente, conjuga especies arbóreas jóvenes con algunas más longevas».
Riquelme dijo que entre éstas «se destaca el famoso lahuán o alerzal abuelo, un árbol de 57 metros de altura, cuyo tronco de casi tres metros de diámetro permite estimar su longeva presencia en 2600 años».
El Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró en 2017 a este espacio verde como Sitio de Patrimonio Mundial, en virtud del bosque milenario con valor universal excepcional que alberga en toda su extensión.
El histórico circuito del parque fue totalmente renovado y cuenta con nuevos puntos de observación, áreas de descanso y refugios.
Además, tiene mejoras en su infraestructura general y un equipamiento instalado en sus senderos que permite optimizar la circulación y accesibilidad y evitar la erosión de algunos tramos.
Los nuevos miradores tienen forma poligonal y en algunos casos presentan desniveles en forma de gradas, para permitir la atención simultánea de un mayor número de visitantes, lo que los convierte en ideales para los grupos guiados.
Las nuevas rampas conforman un sistema de pasarelas especialmente diseñadas que se caracterizan por su piso enrejado y antideslizante, que es resistente al alto tránsito de peatones aún con lluvia o nieve.
Los nueve lagos de este parque nacional tienen la particularidad de estar interconectados en una misma cuenca, lo que los transforma en un sistema hídrico único en la Patagonia y en un sitio ideal para la realización de excursiones náuticas.
Estos paseos permiten conocer el Embalse Amutuy Quimey (en lengua mapuche, «Belleza Perdida») y los hermosos paisajes del Río Grande rumbo a su desembocadura en el Océano Pacífico.
Las excursiones salen desde Puerto Chucao y tras recorrer el lago Menéndez llegan hasta Puerto Sagrario, donde comienza un circuito que por la belleza de su flora y su fauna se vuelve inolvidable.
El Acceso Norte a este inmenso espacio verde, que se realiza por Cholila y Villa Lago Rivadavia, y el ingreso Centro, que se hace por Esquel y Trevelin, constituyen otros de los atractivos del parque porque permiten llegar al complejo hidroeléctrico Futaleufú y a los parajes Aldea Escolar y Los Cipreses, en la zona sur.