La experiencia ligada a la vida de campo, que se desarrolla en espacios naturales amplios, confortables y bien ventilados, y con contingentes de poca cantidad de personas, son características que los especialistas coinciden en que reactivarán la actividad turística.
Además, permite hacer un uso sostenido de los recursos locales, valorizar el patrimonio cultural y natural y generar empleo. Entre las propuestas que se ofrece en el turismo rural, destacan las actividades típicas del campo: arriar, esquilar, ordeñar, cabalgar, andar en carruajes, participar de fogones, guitarrear, ver domas y jineteadas, y hacer safaris fotográficos, entre otras.
En los últimos 10 años, estas propuestas de turismo rural crecieron en el orden del 30%, y contaron con el impulso de los organismos nacionales y la Organización Mundial de Turismo. La ministra de Turismo y Cultura de San Juan, Claudia Grynszpan, dijo, en diálogo con Télam, que «las actividades al aire libre y con pocas personas en fincas rurales van a tener una alta demanda tras el coronavirus».
«Las formas en que se desarrollarán estas actividades se tendrán que adaptar a los protocolos que se conozcan cuando finalice la pandemia del coronavirus», aclaró. La funcionaria destacó que tras la pandemia «la actividad comenzará a recomponerse en forma muy lenta y de la mano del turismo interno, e incluso el regional, con destinos cercanos y en espacios abiertos».
San Juan tiene en marcha el programa «El Valor de lo Nuestro», que está destinado a potenciar el turismo rural comunitario y que forma parte del Plan de Cohesión Territorial de Ambientes Rurales. Otro destino que busca posicionarse en ese segmento es la localidad chubutense de Esquel, y en tal sentido, el secretario de Turismo local, Mariano Riquelme, destacó el compromiso de desarrollar varios circuitos. «Vamos a ampliar el corredor Río Percy, la reserva natural urbana Laguna La Zeta y sumar al emprendimiento Huemules para fortalecer todas las actividades rurales para el turismo que viene», precisó.
Por su parte, la secretaria de Turismo de La Pampa, Adriana Romero, sostuvo que «para desarrollar este segmento luego de la pandemia de coronavirus es necesario mejorar y crear nueva infraestructura para los visitantes, algo que necesita el trabajo conjunto de los sectores público y privado».
Romero remarcó que «La Pampa tiene todo para desarrollar este segmento y vamos a aprovechar esa potencialidad tras el coronavirus, que cambiará con fuerza los hábitos de los turistas». La Pampa es líder en este segmento porque cuenta con los mejores paisajes de la llanura y con establecimientos muy bien acondicionados para satisfacer la demanda de los visitantes.
Las actividades que permiten compartir el entorno natural y cultural pampeano contienen un alto componente vivencial y entre ellas se destacan los paseos a caballo y las caminatas bordeando los cursos de agua. El avistamiento y la observación de fauna y flora autóctona, los fogones, los safaris fotográficos y los espectáculos de destreza criolla completan el panorama recreativo que ofrecen los establecimientos rurales pampeanos, aunque siempre de acuerdo a los protocolos.
El turismo rural también se desarrolla con fuerza en la provincia de Buenos Aires, que se caracteriza por la gran cantidad de pueblos rurales de su interior, en Jujuy, que firmó convenios con el BID y otras entidades para desarrollar este segmento, además de Salta, Corrientes, Córdoba, La Rioja, Misiones y Tucumán, donde hay establecimientos especializados.