Este fin de semana recaló en el Golfo Nuevo el “Copérnico Doblón”, un velero de 68 pies que en enero zarpó desde Valencia, España, cruzó el Atlántico, tocó Sudamérica en Fernando de Noronha, y emprendió un ambicioso itinerario al sur. En su singladura pasó por Mar del Plata, fondeó en Puerto Madryn y sigue a Caleta Hornos, otro de los encantos que tiene la costa chubutense; prevé llegar a Ushuaia desde donde iniciará una travesía antártica en 2020, para luego continuar por mares del mundo.
El capitán Pedro Jiménez, es considerado un ‘influencer’ de una nueva generación de navegantes. Optó por un cambio de vida, por un nuevo estilo y filosofía de vida. Navegar por el mundo sumando tripulantes y experimentando en nuevos mares.
El lema “Alegría Marineros” se ha transformado en un proyecto de acercar jóvenes al mar y promocionar la náutica, que además incluye la idea de hermanar clubes náuticos europeos y sudamericanos.
Experimentando vientos patagónicos
“Navegar en la Patagonia es un desafío de todo navegante. Cruzar los Cuarenta Bramadores, que lo sentimos en la cara, nos muestra que este mar es distinto y nos hace aprender hasta a los más experimentados”, contó durante su visita a Puerto Madryn.
El día del arribo los recibió un fuerte viento del oeste con rachas de hasta 50 nudos que complicó la maniobra de fondeo. “Estuvimos garreando y tuvimos que probar con dos anchas y tampoco fue suficiente, pero a luchar hemos venido, y todo esto suma experiencia y nos pone a prueba”, enfatizó el capitán del Copérnico Doblón.
Los navegantes locales Emanuel Almirón y Miguel Guerriera colaboraron en la logística de descenso a tierra, la camaradería de rigor y hasta la segunda capitán navegó en el velero Alaska.
Amor por la navegación
“Este es un proyecto de navegación que busca dar una imagen del mar mucho más simple y abierta, no necesariamente para navegantes olímpicos y gente especializada, ni con mucho dinero, sino que cualquiera con un poco de esfuerzo puede hacerlo. Llevo 25 años navegando y hace un año vendí todo. Mi casa, todo, para dedicarme al mundo del mar, siempre con la idea de disfrutar el momento a momento”, dice Pedro Jiménez que busca “compartir el amor por la navegación, la actitud positiva por la mar, la ilusión, el espíritu aventurero y sobre todo la alegría, demostrando que es posible creer en los sueños transformándolos en realidad”. Lema y filosofía de vida que sintetiza con claridad meridiana esta travesía por el mundo, que tuvo su escala en el Golfo Nuevo.
Madryn necesita una dársena
Pedro Jiménez se interesó por el proyecto de una dársena que tiene Puerto Madryn y abogó porque en un futuro cercano se concrete, ya que son miles los navegantes que recorren los mares de mundo y suelen cruzar frente al Golfo Nuevo sin entrar por falta de instalaciones para amarrar y descender.
“Este es un lugar espléndido y si no es que me ayudan desde el Club Náutico Atlántico Sud pues no hay manera de bajar a tierra. Se ve que hay bastantes barcos y afición náutica, y pues, una dársena vendría perfecta para que más barcos que andan por el mundo lleguen hasta acá”, reflexionó al tiempo de poner en relieve los recursos naturales y el entorno natural que ofrece Península Valdés. “Pudimos ver ballenas en este santuario natural que vosotros tienen. Ha sido un sueño realizado de poder disfrutar de estas francas australes”, sostuvo.
Un buen plan
Sobre el derrotero iniciado en España en enero contó que “zarpé de Valencia, pasamos por Cádiz, Canarias, Cabo Verde, cruzamos el atlántico hasta Fernando de Noronha, toda la costa de Brasil, puerto de Uruguay y en Argentina: Mar del Plata y de ahí hasta acá al Golfo Nuevo”. Esta semana alzaron anclas y pusieron proa al sur previendo ingresar a Caleta Hornos, Isla de los Estados y Ushuaia.
“He cruzado el Atlántico siete veces. También he hecho el Mediterráneo completo, el Mar Negro, estuve por África. Y esta ha sido la primera vez que me atrevo a navegar en la Patagonia. Este es un mar de verdad. Si consigo llegar al Cabo de Hornos, es para todo navegante como recibirse de tal”, asegura quien planea luego emprender un proyecto de travesía por la Antártida. Pero el plan es mucho más ambicioso y es recorrer todo el mundo en los próximos 15 años con la bandera en alto de “Alegría Marineros. Mi sueño es tu sueño y vamos a darle caña a la vida”.