Complicaciones de todo tipo para este sector tan dinámico de la economía. Objetivamente, todo en contra. No obstante, hay tiempo para repensar las prestaciones y ver cómo se morigera esta tremenda crisis -sin parangón en la historia del sector-.
Y como el diagnóstico es público y notorio, me permito realizar algunas consideraciones de acá para adelante, todas partiendo de supuestos con probabilidad de ocurrencia para quien suscribe la presente.
A partir del momento en que la curva de la demanda empiece a mover, lo primero en reactivarse muy lentamente va a ser el turismo interno, es decir viajeros argentinos dentro de nuestro territorio.
Obviamente, los viajes serán con menor impacto ambiental y con cuidados y conservación del medio ambiente, por lo que los destinos no serán a lugares de gran aglomeración, los traslados se harán mayoritariamente en automóviles y las medidas sanitarias deberán estar protocolizadas tanto para transporte, alojamiento, excursiones y gastronomía, entre otras.
La Patagonia como región de escasísima densidad demográfica (2.2 hab./km²), de grandes espacios, de atractivos naturales de gran impacto, posee ventajas diferenciales (competitivas/comparativas).
Es dable establecer una estrategia integral para toda la Patagonia como un macroproducto turístico, sin que pierdan identidad los productos subyacentes como Bariloche, El Calafate, Puerto Madryn, Ushuaia, San Martín de los Andes y tantos otros. Creo que el trabajo debe partir de arriba hacia abajo, es decir, debería ser el Ministerio de Turismo de la Nación (o en su defecto del Ente Oficial de Turismo Patagonia Argentina) el que debiera centralizar la gestión para la puesta en valor primariamente en mercados nacionales, luego regionales e internacionales.
Es decir, debería haber un enfoque sistémico donde el todo sea más que la suma de las partes.
Obviamente que esto no solo requerirá de una estrategia de promoción, sino que también de establecer todo un sistema de interconectividad, logística y estandarización que devendrá de una planificación estratégica sin mezquindades.
De esta gran amenaza surge la oportunidad para salir lo más rápido posible de este estadio sin precedentes. Asimismo, en esta crisis se debe internalizar que las pérdidas serán para todos, acá nadie podrá salir ganancioso, y el saldo global del balance será mejor (pérdidas para todos ponderando la escala de cada negocio). El turismo es un sector sinérgico por antonomasia, y esto debe ser cabalmente comprendido.
También es dable resaltar que habrá que evaluar una política de precios razonada, porque la baja (para promocionar) sirve para mejorar estacionalidad, empero, no para afrontar esta crisis, debido a que después es muy difícil volver a los precios reales, y con esto no quiero decir que no haya que analizar a la baja la política de precios, empero, habrá que ser muy cuidadosos y con visión a largo y mediano plazo.
Por último, también habrá que analizar minuciosamente los canales comerciales a utilizar para llegar a los mercados objetivos, siendo altamente probable que los prospectos vuelvan a asesorarse con las Agencias de Viajes y no a través de las OTA (agencias de viajes on line), en virtud de la performance de estas en la actual pandemia (sin respuestas a los viajeros), y por la imperiosa necesidad de los turistas de asesorarse sobre todo en aspectos sanitarios.
El turismo que viene implicará turistas más exigentes en lo que respecta a higiene y seguridad alimentaria, y ya están apareciendo algunas primeras iniciativas como cabinas sanitizantes y certificados de hoteles libres de covid, entre otras.
En definitiva habrá que pensar en un turismo sostenible que priorice las no aglomeraciones, las medidas de higiene y sobre todo la seguridad del viajero de poder regresar a su residencia habitual, es decir, que no haya percepción de riesgo en los turistas. Sin esto va a ser muy complicada la posibilidad de que la actividad despegue con la mayor celeridad posible. Creo, sin ser exhaustivo, que de tenerse en cuenta los aspectos mencionados es probable que el sector coadyuve a una pronta mejora de las economías regionales y a un desarrollo sostenible de los centros turísticos receptivos.
Para finalizar, es necesario tener mucha calma y paciencia, tratar de hacer el mayor de los esfuerzos para mantener nóminas (costará mucho volver a reclutar pospandemia), tener un enfoque sistémico y tomar esto como un proceso de aprendizaje de características inéditas y lamentablemente con mucha probabilidad de reincidencia.