Lanzarán una campaña publicitaria para intentar revertir el escenario. Prestadores de alojamiento turístico de Las Grutas ven con preocupación el desarrollo de la temporada por el bajo nivel de concurrencia.
Si bien vislumbraban un escenario adverso por la pandemia, alentaban una cuota de esperanza basada en la presunción de que sería menos riguroso debido a la ansiedad por salir que cundiría tras el largo confinamiento.
Pero ya sobre el fin de la primera quincena de enero, el período mayor en el que históricamente surgen números elevados, y la realidad revela una caída que inquieta cada vez más.
“Venimos mal, muy mal”, lamentó Walter Zonco, propietario de un hotel y titular de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo de la Zona Atlántica. En su segmento la ocupación promedia el 40%, con mejoras durante los fines de semana, como ocurre en los últimos años. “Los domingos por la tarde se produce un éxodo importante”, puntualizó.
Para graficar el diagnóstico pidió observar la playa, y los vacíos que muestra en toda su extensión. Y precisamente, una fotografía que acompaña este artículo tomada el miércoles con un drone, confirma esa visión poco optimista. Lo bueno, dentro de la mala, es que se respeta el tan mentado distanciamiento.
El pronóstico del empresario para el resto de la temporada tampoco es halagüeño. Presume que, en base a las reservas y consultas recibidas hasta el momento, la segunda quincena próxima a iniciarse no tendrá una mejora relevante. “Vamos a tener un enero desolador”, aventuró.
Casi como última expectativa, Zonco aguarda que la vacuna surja el efecto que permita que en marzo y abril se reactiven los tours de adultos mayores, uno de los fuertes de su establecimiento y de otros colegas que habitualmente para esa época de menor concurrencia logra algo de tracción en la economía.
Para intentar captar ese público, anunció que en breve el EMPROTUR –Ente Mixto de Promoción Turística- lanzará una campaña publicitaria en Córdoba, Rosario, La Pampa y el Alto Valle, entre otros lugares. De no ser así avizora un invierno mucho más complicado socialmente, pues la crisis la sentirán los trabajadores de temporada que verán mermados sus ingresos.
En cuanto a las casas y viviendas de alquiler turístico –la franja de hospedaje que agrupa cerca del 80% de las opciones (de las cerca de 23 plazas)- las opiniones no son uniformes, pero en ningún caso hablan de una “temporada exitosa”. Eduardo Young, de la Comisión de Propietarios y Administradores de la Cámara de Comercio, Turismo E industria de las Grutas, explicó que hay complejos que entre semana alcanzan el 70% de ocupación, con incrementos los fines de semana.
Mientras que en otros establecimientos aseveran en cambio que no superan el 50%, o menos aún y califican el contexto como “desastroso”.Young resaltó que los números están muy lejos que los de otros veranos, e insistió en que en que en estas circunstancias particulares se debió aplicar una fuerte estrategia promocional.
Esa labor está encomendada al EMPROTUR, que él integra a través del Consejo Asesor, pero reclamó más firmeza en la toma de decisiones por parte de los representantes del sector privado que forma el Directorio. “Están paralizados. Nadie dice nada y se limitan a acatar las decisiones del poder político, y esto va en caída”, se quejó.
Subrayó que disponen de fondos para publicitar el destino, dado que el organismo se nutre del denominado Componente B, que se abonan precisamente los comerciantes con las tasas, más ingresos por habilitaciones, concesiones y aportes provinciales y nacionales.
Un común denominador en este sector es la caída de reservas ya pactadas, y apuntan a la incertidumbre que provoca el estado sanitario con las medidas restrictivas que se van implementando.
La consecuencia más notable es que muchos propietarios decidieron directamente no abrir, mientras que otros readecuaron las tarifas que habían anunciado al arrancar el verano. Dicho de otro modo, bajaron los precios para lograr clientela.
Por caso, un departamento para cuatro personas, ubicado en la zona céntrica, que cotizaba 4.500 pesos diarios, ahora se consigue a 4.000. Mientras que otros deptos. Situados sobre la costanera se ofrecen a 5.000 pesos, cuando no bajaban de los 7.500.
La flexibilización en los precios ha dado lugar al regateo, que mucho más se practica en estos días, sostuvo Young. Notó que se ha hecho habitual que, aunque lleguen con la reserva comprometida, los visitantes cada vez más hacen una contraoferta, encaminando negociaciones que no siempre terminan en acuerdos. Esto ha provocado el reclamo de muchos prestadores, pues aparecen veraneantes que inexplicablemente no aceptan el costo convenido, pero ingresan con el boucher expedido por ellos, una condición para entrar a la localidad junto con un formulario que se descarga de la web oficial. Y luego deambulan buscando alquilar más barato.