Una de las maravillas naturales más cautivadoras que se puede explorar cerca de Esquel es el Río Arrayanes, un curso de agua turquesa que conecta el Lago Verde con el Lago Futalaufquen en el Parque Nacional Los Alerces. Este impresionante río atrae a senderistas, amantes de la biodiversidad y de actividades en la naturaleza.
El recorrido hacia el Río Arrayanes comienza en la Ruta Nacional 259, con la majestuosa Cordillera de los Andes como telón de fondo. Continuando por la Ruta Provincial 71, se adentra en el Parque, declarado Patrimonio Mundial Natural en 2017. Durante el trayecto, el bosque andino despliega su esplendor, y el Lago Futalaufquen acompaña el camino hasta que el cielo se cubre con un techo de coihues.
Después de recorrer aproximadamente 28 kilómetros por la Ruta 71, se llega a la Seccional de Guardaparques Arrayanes, que ofrece acceso a un camping con bajada al río. Este es uno de los puntos favoritos de las personas cada verano. Un poco más adelante, un estacionamiento a orillas del Lago Verde permite el acceso a un sendero que lleva a la famosa “pasarela”.
Desde el icónico puente colgante “La Pasarela”, los visitantes pueden admirar la fauna y flora que habita en sus profundidades.
Las costas del río, repletas de vida colorida, invitan a sumergirse en avistajes interminables y en capturas fotográficas que muestran tanto panorámicas deslumbrantes como detalles fascinantes del entorno natural. Desde hace algunos años, solo se permite la navegación a remo para preservar la tranquilidad y la belleza del lugar, fomentando una conexión respetuosa con la naturaleza.
Se pueden disfrutar recorridos en kayak o “gomón”, donde la experiencia de las aguas cristalinas cobra vida. Desde este ángulo, el universo inalcanzable del río se transforma en una experiencia tangible.
El Río Arrayanes es abrazado por especies como la Luma apiculata, conocida como arrayán rojo o palo colorado. Este árbol, junto a otros como coihues, maitenes y cipreses, nutre la rica biodiversidad del parque. Las aguas transparentes atraen la atención, ya que allí se pueden observar truchas zigzagueando, mientras que aves como el chucao llenan el aire con sus característicos sonidos.
Aunque algunas especies, como el monito del monte y el pudú pudú, suelen evitar la presencia humana, se puede sentir su presencia en el entorno natural que protege a estas criaturas.
Cada año, especialmente en verano, el Río Arrayanes se convierte en un destino predilecto para parejas, familias y viajeros que buscan disfrutar de deportes en la naturaleza y turismo sustentable. Su fastuoso paisaje y el alto nivel de conservación que le otorga su pertenencia al Parque Nacional Los Alerces lo convierten en un lugar mágico que estimula los sentidos y fomenta el compromiso con la preservación del entorno natural.