Llegar a Lago Puelo es impregnarse de los sabores, aromas y colores de la cocina heredada de varias generaciones de colonos, inmigrantes y aventureros que dieron identidad a la villa turística a lo largo de más de un siglo.
En el acceso norte, a la vera de la ruta 16, van apareciendo los locales gastronómicos con sus tentadoras propuestas, desde platos gourmet exclusivos elaborados con productos cordilleranos hasta las cervezas y helados artesanales, los vinos de la región y la repostería típica de las abuelas europeas.
Y también hay sorpresas inesperadas: Aliah Wehbe está al frente de su local de comidas sirio libanesas “Shish Barack”, donde asegura que “en nuestra cultura no puede faltar el keppe; el tabbouleh, que es una ensalada fresca y muy nutriente; el hummus (pasta de garbanzos) que aporta mucho en el aspecto emocional y va de la mano del falafel, ya que en nuestra zona hay muchos veganos y también está de moda en todo el mundo”.
A un costado, de la mano de su esposo, se va dorando lentamente un shawarma, que se sirve en un pan de pita y deliciosas salsas. “Hay situaciones que no se expresan con palabras, solo se viven. Mientras te tomas un café árabe con mamul (postre afrodisiaco con nuez y almendra a base de sémola de trigo), piensa qué quieres comer”, propone Aliah, al tiempo que aclara que “el rey de los postres orientales es el baklava (frutos secos y miel), que se consume en ocasiones especiales y es un mimo para el alma”.
“Nací en El Líbano y mis padres pudieron huir en 1986, después de una guerra que duró cinco años. Arrancamos en Córdoba con las recetas típicas de la cocina árabe. A mí me gusta más la onda beduina, porque tiene que ver con la tierra y me recuerda a mi país, que es muy parecido a Lago Puelo. Este paisaje me identifica y es mi lugar en el mundo”, asegura mientras atiende a una pareja de Puerto Madryn que pidió una docena de fatay (empanadas árabes), para acompañar con una cerveza artesanal de “Radal”, sus vecinos.
Lago Puelo “es un buen lugar para comer”, recalcó el secretario de Turismo, Néstor Schaffner. “Este verano hemos aumentado la capacidad de locales gastronómicos, con inversiones y una apuesta muy fuerte de nuestros prestadores turísticos, con un total de 34 locales habilitados”, graficó.
“Nuestros visitantes merecen un excelente servicio, siempre cuidando todos los protocolos biosanitarios. La oferta está distribuida por todo el ejido, también hay restaurantes y cervecerías sobre la ruta al Parque Nacional Lago Puelo. De igual modo, las tardecitas se ponen muy lindas en el centro de la ciudad, con varios locales, que reflejan el movimiento turístico que tenemos, con una ocupación en alojamiento del cien por ciento los fines de semana”, señaló.
Sumó “la feria de nuestros artesanos y productores en la plaza, la identidad de nuestras cervezas y un nuevo circuito de vinos regionales, que incluye viñedos y bodegas para visitar”.
También puso el acento “en la capacidad de nuestros cocineros, gestores de platos nacidos de los productos naturales de nuestras chacras, cada cual con su impronta y todos exquisitos”.
Ya sea una trucha, cordero, ciervo, jabalí, frutas finas, ensaladas “inimaginables en cualquier otro punto del planeta”; parrilladas “con mucho gusto a campo” o pizzas y empanadas con ingredientes “bien nuestros”, “lo que enamora son las variaciones que podamos ofrecer”, aseguran los chefs de la zona, al tiempo que remarcan que “sin gastronomía, no hay turismo”.
En coincidencia, la temporada estival en Lago Puelo ofrece “helados y chocolates artesanales con su propia identidad, impregnada del espíritu de las hadas y duendes que habitan en sus montañas y bosques”.
El secreto parece estar en que sus elaboradores mezclan productos naturales de primera calidad con elementos tan diversos como frutas finas y frutos secos, licores, flores y “lo que la imaginación permita”, en esas largas noches de invierno que habilitan “pruebas y combinaciones hasta que le guste a toda la familia”.
Con los años, a nadie extraña ya encontrar sabores de helados tan exclusivos como fruto de la pasión, calafate con leche de oveja, limsau (maceración de flores de saúco con limón), calafate con leche de oveja, fernet con coca, mascarpone con cassis, manzana con canela, mate cocido con tres de azúcar o embrujo de sauco.
Otro tanto pasa con los chocolates, que poco tienen de clásicos, ya que dentro de una barrita cabe desde pulpa de mosqueta hasta menta cordillerana, whisky, frambuesa o nueces. Eso sí: “No agregamos grasas ni saborizantes, porque a nosotros también nos gusta comer chocolate del bueno”, aseguran los maestros de cada establecimiento.
La propuesta gastronómica de Lago Puelo incluye a los siguientes locales: Restó “A las brasas”; “Amaranto” (menú vegetariano, tacos, trucha y cordero); Heladería y cafetería “ByM”; bar y restaurante artístico “Fidela”; heladería “Cerros”; chocolatería, heladería y cervecería artesanal “Lago Puelo”; pizzería “Diparma”; “Don Gustón, el rey de los panchos”; “El Caldero Patagonia” (carnes y veganos); pizzería “El Palote” y parrilla “El Rancho de Rupp