La dubaití Emirates fue la primera aerolínea en apostar por tests rápidos de sangre para todos sus pasajeros. Otras empresas, como Delta Airlines, easyJet o Wizz aceptan llevar menos pasajeros en sus aviones para permitir el distanciamiento, y hay empresas que piensan en nuevos diseños de asientos que eviten los contagios.
Con distintas medidas, las líneas aéreas del mundo buscan maneras de generar confianza en los pasajeros y adaptarse a la nueva situación mundial que generó la pandemia de coronavirus. Y las acciones que están llevando adelante nos pueden dar una buena idea de cómo serán los viajes en avión en la “era pos coronavirus”.
Junto con la Autoridad de Salud de Dubái, Emirates testeó por Covid-19 a todos los pasajeros antes de que se embarcaran en un vuelo a Túnez, con lo que se transformó en la primera aerolínea en realizar estos chequeos rápidos, cuyos resultados se obtuvieron en 10 minutos.
Además, la compañía adaptó los trámites de facturación y embarque al distanciamiento social, con la instalación de barreras en los mostradores y uso obligatorio de guantes, barbijos y desinfectantes para sus empleados.
Otras medidas fueron retirar los materiales de lectura impresos a bordo y modificar el packaging y presentación de los alimentos, además de limitar el equipaje de mano: los productos artículos permitidos en la cabina se limitan a computadoras portátiles, bolsos, maletines o productos para bebés. Todo lo demás debe despacharse, por lo que se agrega la franquicia de equipaje de mano a la de equipaje despachado.
Además, todos los aviones se someten a procesos mejorados de limpieza y desinfección después de cada viaje, y todos los pasajeros deben usar sus propios barbijos en forma permanente, y seguir las pautas de distanciamiento social.
Más distancia y más tiempo
Sin dudas, estas medidas de distanciamiento social serán las más notorias para los viajeros, y afectarán los procesos logísticos de las aerolíneas en cuando a embarque y desembarque, comidas a bordo y equipaje permitido en la cabina.
Está el ejemplo de Delta Airlines, que además de reducir el servicio de alimentos y bebidas a bordo como forma de disminuir los puntos de contacto entre pasajeros y tripulantes, bloqueó los asientos centrales en todos sus vuelos. Además, puso en pausa los ascensos automáticos de cortesía para miembros Medallion y modificó el proceso de embarque para abordar por fila, comenzando por la parte trasera.
Las low cost Wizz Air e easyjet van por el mismo camino, ya que anunciaron que están reprogramando aviones con dos tercios de su capacidad o asientos vacíos en medio para permitir más espacio entre pasajeros.
La nota discordante la dio la irlandesa Ryanair, la low cost más grande de Europa: su director ejecutivo, Michael O’Leary, señaló que volar con asientos centrales vacíos es «una locura», que sería inviable económicamente, y se pronunció en cambio a favor de los controles de temperatura obligatorios y el uso de mascarillas para pasajeros y tripulación.
No piensan igual los directivos de otra low cost, AirAsia (Malasia), quienes informaron que la empresa trabaja en colaboración con gobiernos, autoridades de aviación y salud, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Air Asia pide a todos los pasajeros que antes de reservar consulten las restricciones y requisitos especiales, y les informa que deben llevar su propio barbijo y usarlo en todo momento: «en su defecto, no será aceptado en el vuelo», advierte. Además, pide llegar al aeropuerto 3 horas antes de la salida, permite una sola pieza de equipaje de cabina y detalla una larga lista de medidas que aplica tanto en la previa como durante el vuelo y a posteriori.
Entre ellas, controles de temperatura en pasajeros y tripulantes, mostradores alternativos para mantener la distancia, desinfección de la cabina antes del embarque, y registro web y móvil para reducir el contacto físico.
Cómo será en Argentina
Las medidas de seguridad especiales también llegaron a nuestro país antes de la suspensión de los vuelos, y las fuentes consultadas coincidieron en señalar que se incrementarán cuando se reanuden.
Cabe recordar que la Argentina es de los pocos países que prohibió todos los vuelos, lo cual no sucedió ni en Chile ni en Brasil. Por eso LATAM, que en nuestro país solo está haciendo vuelos de repatriación, en ambos países vecinos sigue operando varios servicios domésticos.
Allí, siempre que es posible, bloquea el asiento central para mantener más distancia entre pasajeros y mejoró los procesos de embarque y desembarque para evitar aglomeraciones, pidiendo a los pasajeros que lleguen con un mínimo de 90 minutos de anticipación al aeropuerto, hagan el check-in online y cuenten con boarding pass digital.
“También se puso a disposición alcohol en gel en todos los aviones y se definieron procedimientos de limpieza proactivos y periódicos que se realizan en toda la cabina, además de ajustar los protocolos de tripulación e incluir mascarillas para todos nuestros tripulantes y para pasajeros con síntomas”, comentaron desde LATAM Argentina.
Otra medida fue reservar el baño delantero para uso exclusivo de la tripulación, minimizando así el contacto con los pasajeros.
Desde la low cost Flybondi, que también realizó vuelos de repatriación aplicando medidas especiales de seguridad, adelantaron que evalúan distintas acciones e iniciativas, como desinfecciones intensivas a bordo en todos los descensos, una medida que ya se implementó y se reforzará en la nueva etapa, tanto en vuelos que arriben al aeropuerto de El Palomar como en las escalas.
“La desinfección no sólo es en los aviones, sino también en los micros de la aerolínea y las escaleras para ascenso de pasajeros”, destacó Eduardo Gaspari, Chief Operations Officer de la compañía.
Además, el uso de elementos de protección como barbijo en el hall de check in, embarque y a bordo durante el vuelo, seguirá siendo obligatorio para pasajeros y tripulación: ya el 28 de febrero los empleados comenzaron a usar barbijo, lentes y guantes.
También se ampliará la distancia en salas de embarque y filas, «se solicitará una declaración jurada en el sistema de compras y reservas y se implementará un test en el embarque (que podrá ser solo de temperatura e incluso de Covid-19)», adelantó Gaspari.
Otra que sigue volando en Chile es la»ultra low cost» Jetsmart, que en nuestro país tiene todos sus aviones en tierra.
«Al otro lado de la cordillera se están aplicando distintas medidas, algunas de ellas directamente a cargo del Ministerio de Salud, como tomar la temperatura los pasajeros”, destaca Gonzalo Pérez Corral, gerente general de Jetsmart argentina.
Y detalla, entre las medidas que aplica la compañía y que seguramente llegarán a la Argentina cuando sus aviones vuelvan al aire, la preparación especial de los tripulantes de cabina, medidas de distanciamiento social en aeropuertos, nuevas disposiciones de embarque que incrementan el tiempo de los aviones en tierra y el uso de barbijos para todos los pasajeros, entre otras.
“Además, en Chile la empresa se asoció con la Cruz Roja para recibir consejos sanitarios que llegan a todos los empleados y pasajeros”, comenta. Y aunque no hay obligatoriedad de dejar el asiento del medio vacío, la medida se aplica a pedido, sobre todo de empresas que trasladan a su personal.
Diseños polémicos
Más allá de las medidas y estrategias que adoptan las líneas aéreas, hay quienes creen que serán necesarios nuevos modelos de asientos que minimicen el contacto entre pasajeros. Es el caso de la empresa italiana Avio Interiors, que presentó algunas polémicas propuestas para las aerolíneas una vez que se levanten las restricciones.
Los dos diseños desataron más de una críticas, y se basan en dos principios. Uno es invertir el asiento central, rodeado con una pantalla de acrílico, en cada fila de tres, de modo de aislar a los pasajeros.
La otra propuesta es más sencilla: colocar simplemente mamparas de acrílico entre los asientos, para disminuir el contacto entre pasajeros. Parece difícil por ahora que estas propuestas se apliquen, pero nunca se sabe: hace solo dos meses no nos imaginábamos que no podríamos volar, así que mejor no decir nunca.