En las últimas semanas, en medio de la pandemia de coronavirus, una sequía dramática afecta a los ríos del noroeste argentino. La mayoría de los saltos de las Cataratas del Iguazú lucen secos y el río Gualeguaychú, afluente del curso inferior del río Uruguay, se puede cruzar caminando debido a que su altura llegó a apenas 30 centímetros.
En tanto, los ríos Iguazú, Paraná, Paraguay y Uruguay siguen con niveles de caudal que están muy por debajo de los promedios habituales, y las autoridades esperan que las lluvias pronosticadas para el nordeste argentino y el sur de Brasil puedan mejorar la situación.
Informes de la Prefectura Naval Argentina dan cuenta que en toda la cuenca del río Uruguay «predominan valores negativos de anomalías de precipitación», por lo que persiste un escenario caracterizado por caudales medios mensuales que se ubican muy por debajo de los promedios históricos, en todos los tramos del río.
Por la situación, las empresas potabilizadoras de agua dulce readaptan por estos días su infraestructura y mueven caños de toma porque en mucho casos los mismos quedaron sobre arena, algo que sucedió en ciudades de la provincia de Corrientes como Santo Tomé y Monte Caseros. Sumado al problema de la sequía en el sur de Brasil, las autoridades federales de ese país decidieron cerrar las compuertas de sus represas para conservar mayor cantidad de agua en su territorio, algo que sucedió también en Itaipú, Paraguay.
De acuerdo a información de la agencia Noticias Argentinas, hubo gestiones diplomáticas con los gobiernos de ambos países para estudiar la situación en conjunto y buscar medidas que no incidan en uno u otro país, por lo que, según detallaron, las compuertas comenzaron a abrirse. De esta forma, el río Iguazú que nace en el cordón montañoso brasileño denominado Serra do Mar, en el estado de Paraná y luego de un recorrido de aproximadamente 1.300 kilómetros desemboca en el río Paraná, alcanzó este martes un nivel de 7 metros de altura.
El 2 de mayo, el río marcó una altura 4,8 metros y en abril llegó a registrar una semana de cero metros, mientras que en 2019 mantuvo una altura entre los 9 y los 14 metros, de acuerdo a datos de Prefectura. La falta de agua en el río lleva a que la mayoría de los saltos de las mundialmente famosas Cataratas del Iguazú luzcan secos, algo que habría sido además un problema más grave para el turismo, que al día de hoy se encuentra suspendido por la pandemia.
El río Uruguay, en Federación/Embalse, alcanzaba este martes los 32,38 metros de altura, por lo que continuaba la bajante que comenzó el 29 de febrero tras una recuperación fuerte desde mínimos de 31 metros registrados el 18 de ese mismo mes; el nivel habitual suele promediar los 34 metros.
Por su parte, el río Paraná, en la ciudad santafesina de Rosario, también continuaba en bajante este martes al registrar un nivel de apenas 0,45 metro, acercándose al mínimo histórico de 0,40 registrado el 21 de abril pasado, cuando el promedio de 2019 estuvo en el orden de los 2,08 metros.
Un informe de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) sostiene que tras un segundo semestre de 2019 caracterizado por precipitaciones inferiores a lo normal en la cuenca del Paraná de aporte a Yacyretá, el 2020 continúa acentuando esta tendencia.
Las lluvias ocurridas en las cuencas brasileras de aporte al Paraná verificaron precipitaciones «normales» en las subcuencas altas de los ríos Paranaíba y Grande, lo que favoreció en las últimas horas la recarga de los aprovechamientos en esta zona, indica la entidad. Se trata de grandes embalses con capacidad de regulación anual e interanual de caudales, que irán liberando su volumen progresivamente, sin implicar necesariamente aportes significativos al Paraná en el corto plazo, aclararon.
No obstante, señala el informe, también hubo precipitaciones del orden del 60% de lo normal en el resto de la cuenca desde julio 2019 a mayo 2020; incluso valores inferiores al 40% si se consideran los últimos 30 días.