Las áreas protegidas son unos de los principales instrumentos para la conservación del patrimonio natural y cultural in situ. Se crean en lugares específicos y delimitados a modo de incluir muestras representativas de lo que se desea conservar. Ese mismo patrimonio, además de su valor intrínseco, es posible que tenga valor turístico y/o recreativo. Pero…¿conservar o proteger de qué o de quién? Del ser humano, ya que las áreas protegidas ponen un límite al avance de la urbanización y un control al aprovechamiento de los recursos. Esto ha llevado a muchos a pensar que las áreas protegidas sirven para proteger al patrimonio de la gente. Sin embargo, cada vez somos más los que creemos que las áreas protegidas deben crearse para proteger elementos de valor patrimonial “para la gente”.
Así se creó Área Natural Protegida Municipal Cañadón de los Ensueños, en El Maitén, con el objeto de proteger la cuenca del arroyo que la atraviesa y que provee de agua a la aldea escolar Buenos Aires Chico que se encuentra al pie del cañadón. Se protegió el agua que bebe esa comunidad.
UNA RESERVA EN EL CORAZÓN DE CHUBUT
Cada vez tienen más peso los fines sociales a la hora de crear un área protegida. Fue justamente ese el objetivo por el que se creó el Área Natural Protegida (ANP) Los Altares.
La Comuna Rural de Los Altares se encuentra en el centro de la Provincia del Chubut, a mitad de camino entre el mar y la cordillera. Allí viven unos 200 habitantes, muchos de ellos se dedicaban a la ganadería, actividad que con el correr de los años, los avatares de la economía y el mercado, sumado al cambio del clima, disminuyó considerablemente.
Como es sabido, a las áreas protegidas estatales las crean los gobiernos, y en este caso las autoridades tenían muy claro que por los valores naturales y culturales de esta zona, debía proyectarse allí un ANP. Sin embargo, era una condición para avanzar con la iniciativa, que la comunidad de Los Altares quisiera vivir dentro de un área bajo conservación. No debía ser algo impuesto, sino consensuado. Las áreas protegidas creadas con el consenso de la comunidad, a la larga, tienen menos problemas de conservación asociados a las actividades humanas.
Como punto de partida, los resultados de una encuesta indicaban que la intención de la mayoría de la comunidad era que la principal actividad económica de Los Altares fuera el turismo.
Durante dos años, personal de áreas protegidas visitó periódicamente al pueblo para realizar distintas actividades con la comunidad y sobre todo con la escuela. Talleres, charlas, capacitaciones, actividades al aire libre, jornadas de limpieza de la costa del río y más.
Los altares se convirtió en una parada obligatoria para técnicos y funcionarios de turismo y áreas protegidas, que en cada visita o cruce a la cordillera, hacían un alto para almorzar junto a los chicos de la escuela.
Paralelamente al trabajo comunitario se realizaron los relevamientos técnicos a fin de determinar los lugares con arte rupestre, construcciones históricas, fósiles animales y vegetales (troncos petrificados), sitios de relevancia geológica, flor y fauna. La ruta de los galeses. El testimonio de los pueblos originarios.
Los Altares comenzó a estar en la mirada de muchos decisores de políticas públicas, y así llegó por primera vez la telefonía celular, varias obras y mejoras para el pueblo. Desde el sector privado, se aumentaron la cantidad de camas para los potenciales turistas. Esto también lo provocan las áreas protegidas.
Avanzando en el 2014, la creación de un área protegida ya era un clamor popular. En diciembre de ese mismo año, la Honorable Legislatura del Chubut crea el ANP Los Altares, de 150.000 has, la segunda en tamaño después de Península Valdés, pero con una característica que la hace única en la provincia, el pueblo, sus calles, sus espacios verdes, su costanera, todo, forma parte del área protegida. Con esto se buscó que hubiera un total acompañamiento del Ministerio de Turismo y Áreas Protegidas en el crecimiento y ordenamiento urbano de una comunidad que quiere vivir del turismo.
TODO POR HACER
Los Altares tiene todo el potencial necesario para convertirse en un pueblo turístico. Sitios bellísimos para hacer caminatas, solos o acompañados por guías baqueanos que conocen los lugares más increíbles y para todas las edades. Alojamientos de diferentes características y precios. Lugares para comer o encargar comida. La visita casi obligada al Viñedo Los Altares y la bodega, que de la mano de su propietario es posible descubrir porqué allí se produce un vino tan especial, desde la plantación hasta el proceso productivo y envasado. Y lo más importante: una comunidad predispuesta al servicio del turismo, poniendo el esfuerzo característico de la gente de campo, su cordialidad y ganas de crecer. Sólo necesitan el acompañamiento del Estado, para que se dé continuidad a las políticas de promoción, capacitación y desarrollo de la oferta turística de esta área protegida.
El ANP Los Altares se creó “para la gente”, a tal punto que los valores sociales y culturales quedaron expresados en la misma Ley, propiciando el esarrollo de actividades productivas que puedan agregar valor de origen y teniendo como objetivo principal el bienestar de la comunidad.
Las áreas protegidas no deben, necesariamente, contraponerse al desarrollo comunitario. Es cuestión de consensuar y encontrar el equilibrio entre desarrollar y conservar, teniendo como premisa que sin la conservación del patrimonio, no hay desarrollo que pueda sostenerse en el tiempo.
Artículo realizado por Víctor Fratto, Especialista en Áreas Protegidas, Comunicación Estratégica y Desarrollo Sustentable, para EL CHUBUT.