Con una temperatura que a las 8 de la mañana superaba los 30 grados, las playas se transformaron en el lugar más visitado. Desde muy temprano fueron arribando con sus sombrillas y reposeras para permanecer por varias horas.
Los bañistas se acercaron utilizando cualquier tipo de vehículo, incluso, lo hicieron a pie y provistos de los elementos para la playa como así también productos alimenticios.
La alta temperatura permitió que el feriado se disfrutase a pleno y fuera un apéndice del fin de semana donde la condición climática fue excelente.
La agobiante temperatura llevó a que mayormente la gente disfrutase de las aguas del Golfo Nuevo para refrescar el cuerpo con algún baño, mientras otros optaban por la actividad náutica.
En tanto que otros vecinos se volcaron por la lectura placentera, que los alejó de los problemas diarios y la rutina. Con la caída del sol, varios bañistas recorrieron los distintos comercios céntricos de la ciudad, para luego regresar a sus hogares.