Si algo no le faltó a esta pandemia fueron los animales. Oímos y leímos mucho sobre murciélagos, descubrimos que hay un extraño mamífero llamado pangolín y vimos cantidad de imágenes de animales caminando por lugares, dónde hasta antes de la pandemia, solo circulaba el ser humano. Entre ellos no faltaron los carpinchos transitando por zonas urbanas. Si esto es sorprendente, mucho más lo es el hecho de que alguna vez hubo carpinchos en Península Valdés.
EL ROEDOR MÁS GRANDE DEL MUNDO
Pariente de las maras, vizcachas y ratones, no hay un roedor más grande que el carpincho. Puede llegar a pesar un poco más de 70 kilos. Habita zonas cercanas al agua desde Panamá hasta el sur de la provincia de Buenos Aires. Vive en grupos familiares que van de 6 a 60 individuos.
Si bien no es una especie amenazada, en algunos lugares ha disminuido su población a causa de la presión de caza para el consumo de su carne y comercialización del cuero, el cual se utiliza tanto en el mercado nacional como internacional. Su cacería comercial está permitida solamente en la provincia de Corrientes. En el año 2017 se exportaron 4 toneladas de cueros. Practicamente el total de lo que se exporta va con destino a Italia.
¿CARPINCHOS PATAGÓNICOS?
Efectivamente los carpinchos habitaron nuestra zona, pero hace mucho tiempo. Tanto así como 9 millones de años. Restos de estos y otros animales fueron encontrados en el sur de Península Valdés por la Doctora María Teresa Dozo, Investigadora del CONICET y Coordinadora del Laboratorio de Paleontología de la Unidad de Investigación Geología y Paleontología del Centro Nacional Patagónico (CENPAT).
Los hallazgos demuestran que en aquel entonces esta fauna vivía en un clima mucho más cálido que hoy en día y un ambiente de estuario caracterizado por la presencia de canales, rodeados por pantanos y lagunas de agua dulce. El paisaje también estaba caracterizado por bosques abiertos, bajos y secos.
Cabe aclarar que en esa época, la península no era península. Según el Dr. Jorge Codignotto, del Departamento de Geología, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, la Península Valdés comenzó a formarse hace unos 19.000 años, cuando el nivel del mar se encontraba 100 metros por debajo de nivel actual. A medida que los hielos del último período glacial se derretían, el mar ascendía y ocupaba depresiones continentales, incorporándolas al dominio marino. Así se formaron los actuales golfos Nuevo, San José y San Matías y la Península Valdés comenzó a adquirir su forma actual.
¿DE QUÉ NOS SIRVE CONOCER ESTOS FÓSILES?
Tal como lo expresa la Dra. Dozo “entre sus objetivos esenciales, la Paleontología intenta describir la biodiversidad del pasado, es decir todos los microorganismos, plantas y animales que han existido desde el origen de la vida hace 3.500 millones de años.”
El papel de los paleontólogos es entonces fundamental a la hora de analizar los vestigios de la vida en el pasado de la Tierra. Las especies que han existido, su evolución y diversificación y la riqueza o abundancia de las especies en el pasado; la (paleo) biodiversidad y su evolución en el tiempo.
Los estudios paleontológicos son aplicables a los problemas que preocupan a la humanidad actual como el cambio climático, el futuro de los seres humanos, la protección de la naturaleza, entre otros muchos.