En los últimos años, la oferta creció significativamente en la Argentina, y Buenos Aires es la provincia con mayor cantidad de establecimientos que aplican directrices de accesibilidad.
Se trata de uno de los nuevos desafíos que hoy tiene el sector turístico para que las personas con discapacidad, movilidad y/o comunicación reducida puedan disfrutar de los viajes, libres de barreras y con igualdad de oportunidades.
En nuestro país, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 10,2% de la población tiene algún tipo de discapacidad, cifra que alcanza a unos 4 millones de personas. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en el mundo es el 15% de la población, alrededor de 1.000 millones de personas.
Por cada persona con discapacidad que viaja lo hace 1,5 persona que acompaña.
“Es fundamental desarrollar un turismo accesible que facilite el acceso y el disfrute en igualdad de condiciones a las personas con discapacidad y/o movilidad reducida. La optimización de los servicios es vital para poder satisfacer las necesidades y deseos de este importante grupo de personas que buscan recrearse a partir de una experiencia turística”, señaló el presidente de la Cámara Argentina de Turismo, Aldo Elías, a Sinmordaza.com.
El reto es lograr que los entornos, productos y servicios turísticos puedan ser disfrutados por todos en igualdad de condiciones.
Es que no se trata únicamente de tener un hotel accesible, sino de la experiencia del viaje en su conjunto: su planificación, la información turística, los transportes públicos o privados, el alojamiento, las actividades turísticas y de ocio, los restaurantes. También, la posibilidad de realizar prácticas adaptadas para acercarse y disfrutar a pleno la naturaleza: meterse al mar en una silla anfibia, hacer snorkel o buceo junto a lobos marinos, deslizarse en una tirolesa o volar en parapente.
“Si bien en la Argentina se observó un crecimiento en lo que respecta a concientización, la cadena de accesibilidad consta de tres partes fundamentales: el alojamiento, el destino turístico en sí, y el transporte, el eslabón que une esta cadena. Y es justamente en este punto en el que hace falta desarrollo. Es necesario avanzar con una regulación para el transporte de turismo de personas con discapacidad que permita a un transportista hacer el servicio con sus debidos anclajes”, explicaron desde la CAT.
Emblemas de accesibilidad en el país
En las dos última décadas, Argentina avanzó muchísimo, tanto desde las normativas como en la oferta turística accesible.
“Hemos avanzado mucho en el desarrollo de destinos turísticos. Se destacan atractivos como el avistaje de ballenas en Puerto Madryn y el Parque Nacional Iguazú, que son totalmente accesibles”, Y amplió:
“Los dos emblemas de accesibilidad de Argentina son el Parque Iguazú, que se puede disfrutar y recorrer prácticamente en un 90% con condiciones de accesibilidad para todas las discapacidades, y Puerto Madryn, que ofrece alojamientos y restaurantes accesibles con carta de platos en Braille, taxis accesibles, avistaje de ballena con embarcaciones adaptadas e incluso la posibilidad de hacer snorkel y buceo con lobos marinos”, señaló Alejandro López, fundador de la Red de Turismo Accesible (RTA) de Argentina, en una entrevista con Infobae.
Iguazú cuenta con la primera agencia de viajes de turismo receptivo con vehículo adaptado, que fue distinguida por el Programa Nacional de Directrices de Accesibilidad Turística, que llevan adelante la Secretaría de Turismo de la Nación junto a la Agencia Nacional de Discapacidad
López destacó además la oferta turística en la provincia de Buenos Aires: San Antonio Areco, un pionero en la materia; los balnearios de Mar del Plata, Villa Gesell y la Costa Atlántica, y Tigre, que cuenta con salidas en lanchas con guías en forma gratuita para personas con discapacidad.
Además, mencionó a Santa Rosa de Calamuchita, en Córdoba; las termas y balnearios de río accesibles en Entre Ríos; el esquí adaptado en Cerro Catedral, Bariloche, y Potrero de los Funes, en San Luis, donde el verano pasado se inauguró el primer balneario accesible de la provincia y, en las últimas vacaciones de invierno, el primer paseo de artesanos accesible.
“Para que todas esas actividades se puedan hacer en igualdad de condiciones, las únicas barreras que hay que eliminar son las naturales y contar con una buena capacitación de los recursos humanos”, explicó.
Buenos Aires es la provincia con mayor cantidad de establecimientos accesibles. Actualmente reúne 42 alojamientos y servicios turísticos que cumplen con determinadas especificaciones de accesibilidad. Los siguientes cuatro puestos los ocupan la Ciudad de Buenos Aires con 35, Entre Ríos con 31, Chubut y Santa Fe con 27, respectivamente, según informaron desde la Subsecretaría de Turismo bonaerense.
Entre 2018 y lo que va del año, la Provincia de Buenos Aires brindó capacitación y asistencia técnica en accesibilidad a varios prestadores; dictó talleres vivenciales; montó el único stand provincial en la Feria Internacional del Turismo (FIT); organizó las primeras playas públicas accesibles y gratuitas; y remodeló la oficina de turismo de Mar del Plata, con mobiliario accesible, maqueta háptica (representación gráfica en relieve dirigida a ciegos y disminuidos visuales) y folletería en Braille.
Este año RTA organizó en Córdoba el Primer Encuentro Nacional de Turismo Alternativo Adaptado, donde se expusieron experiencias pensadas para personas con discapacidad o movilidad reducida como parapente, trekking, montañismo y buceo adaptado.
Aventura náutica en las Cataratas
“Cataratas es el primer parque nacional accesible del país pensado desde la infraestructura y adaptado para personas con discapacidad que tiene un lugar exclusivo donde se trabaja en todas las adecuaciones necesarias”, señaló Karina Pudor, encargada de Accesibilidad de la empresa Iguazú Argentina, durante la 3ª edición de la Cumbre Iberoamericana de Turismo Accesible que tuvo lugar en setiembre pasado en Montevideo, Uruguay.
Sin embargo, quienes tienen discapacidad motriz no pueden participar de todos los paseos y excursiones, como le ocurrió este año a Diego Castronuovo, un argentino con rigidez en una pierna cuyo hobby son los deportes extremos como el buceo, que se quedó con las ganas de hacer la «aventura náutica» para llegar embarcado justo debajo de la caida de agua de las cataratas. «La empresa a cargo de la excursión me discriminó. Mis amigos, que ya se habían embarcado, se solidarizaron conmigo y ninguno hizo el paseo, uno de los más divertidos del parque», señaló a telefenoticias.com.ar. Lo que más le molestó al turista fue el trato del personal.