Todo el sector turístico está en crisis con la pandemia del coronavirus. Desde marzo, la rutina de las agencias en general está totalmente trastocada: pasaron de vender momentos de disfrute y experiencias para atesorar toda la vida, a dedicarse de lleno a cancelar, devolver y reprogramar todos los viajes y ayudar a sus pasajeros varados por el mundo.
Dentro del rubro turístico hay un sector que está a la expectativa, viendo día a día cómo evoluciona la pandemia y con ella la cuarentena y las recomendaciones sanitarias, y con la palabra “reprogramación” en el horizonte: el turismo estudiantil, los viajes de egresados.
En general, este tipo de viajes suelen comenzar a mediados de año, con la temporada de invierno y uno de los destinos clásicos es Bariloche. Los que pueden afrontar costos mayores suelen elegir el invierno para esquiar y el resto, la primavera. Además están los que van a Córdoba o Brasil, por ejemplo.
Ahora hay familias con viajes pagos o en medio del proceso que no saben si sus hijos podrán concretar el viaje y, al mismo tiempo, todas las nuevas ventas para 2021, obviamente, están frenadas.
A la espera
“Ya nos pasó en 2009 con la Gripe A, que tuvimos que cortar los viajes estudiantiles y postergarlos para 45 o 50 días después”, dice Adrián Manzotti, de la comisión de Turismo Estudiantil de la FAEVYT (entidad que nuclea a las agencias de viajes) y hace hincapié en que hay que esperar y saber qué pasa con las clases para también poder hablar de cómo siguen los viajes de turismo estudiantil.
“Calculamos que los viajes de octubre o noviembre no serán un problema; el problema puede ser julio-agosto. Hoy estamos esperando y si no queda otra, se postergarán los viajes”, señala.
Desde el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, aseguran que se está trabajando en el tema, pero que “aún no hay nada definido porque hay que esperar la evolución de la pandemia, y los protocolos y recomendaciones de la autoridad de salud. Los primeros viajes se hacen en temporada invernal, así que estamos a la espera de tener información más concreta para comunicar”.
Conscientes de la creciente inquietud entre las familias que vienen pagando los viajes mes a mes, en la Asociación de Turismo Estudiantil de Bariloche, dicen que “el sector en su conjunto, incluyendo a proveedores locales, transportistas, hoteles, excursiones y discotecas, ya blindaron y confirmaron todos los servicios bloqueando espacios y reservas para que, cuando se retomen los viajes sin importar la fecha, el mes o la época, esté todo previsto, en condiciones y con los protocolos de sanidad activos”.
Agregan que “Bariloche tiene la capacidad natural de funcionar para este tipo de viajes en cualquier época del año, invierno, primavera o verano… Los egresados que seguramente ya preparaban sus valijas para julio ahora tendrán que esperar que se fijen las nuevas fechas y finalmente vivir ese tan esperado viaje”.
La palabra reprogramación flota en el aire. Con las fronteras cerradas, el movimiento de personas restringido, los aviones en tierra y los hoteles sin funcionar, es muy difícil calcular cuándo podremos volver a viajar. Eso también complica una posible reprogramación de viajes estudiantiles.
“Las agencias de viajes de turismo estudiantil aspiran a poder reprogramar. Pero tienen el temor de no llegar. Hay que esperar y ver cómo evoluciona la pandemia y las medidas de aislamiento”, explica Santiago Aramburu, especialista en Derecho del Turismo.
¿Quién garantiza en este momento que en determinada fecha futura se podrá viajar? Supongamos que se puede viajar a partir de septiembre: ¿cómo acomodamos viajes de siete meses, en tres o cuatro?
Crisis para todos
No se trata solo de si se podrá concretar el viaje o de cuándo se podrá viajar. Por un lado, las agencias de viajes deberán sobrevivir a la tremenda crisis que envuelve al sector. Y por otro, es importante tener en cuenta que hay muchas familias que frente a esta situación se les dificulta afrontar y cumplir con el pago de cuotas acordado para los viajes.
“Debería haber nuevas resoluciones desde la autoridad de aplicación al respecto, y teniendo en cuenta que las Leyes de Defensa del consumidor son las competentes en las relaciones de consumo estudiantil -tal como lo determina la Ley Nacional 26.208 en su artículo 5°-, la oficina de Defensa del Consumidor también podría contribuir con normativa específica en pos de proteger a los estudiantes”, explica Aramburu.
Desde el sector privado se solicitó, entre otras cosas, utilizar el fondo fiduciario para la supervivencia de las agencias estudiantiles.
“Habría que revisar el contrato de fideicomiso firmado entre las agencias de viajes y Nación Fideicomiso SA para modificar el destino de los fondos ante esta nueva situación extraordinaria. También es necesario rever el contrato básico modelo autorizado por la autoridad de aplicación frente a esta nueva situación”, explica Aramburu y aclara que ante la incertidumbre general, “es muy importante que aquello que se resuelva se lo hagan saber a los padres y a los estudiantes, y las agencias lo publiciten”.
Entre sus recomendaciones, apunta a estar en constante contacto con alguna persona de la agencia de viajes de turismo estudiantil, sea vía teléfono o vía mail. Y ante cualquier duda, también se puede consultar con la oficina de turismo estudiantil del Ministerio: (011) 4316-1600;
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