Si te gusta realizar fotografías y turismo familiar, un paseo por Esquel es la excusa perfecta para tener ese tipo de experiencias.
Esquel, es uno de los destinos del verano argentino y, por ser poco explorado, Esquel siempre tiene una propuesta nueva para los visitantes. Ahora es la posibilidad de hacer un safari fotográfico, pues en esa zona del oeste patagónico se cruzan tres ambientes cuya flora y fauna deslumbran por su diversidad.
La ciudad está ubicada en un ambiente de ecotono, punto medio entre el húmedo bosque andino patagónico (unos 30 kilómetros hacia el oeste) y la estepa (que se extiende como meseta árida descendiente hacia el Atlántico). Cerros y espejos de agua armonizan la convivencia entre estos ambientes tan opuestos y cercanos, dotando a Esquel de una singular diversidad de especies residentes y migrantes, que no se repite en otras localidades de la región.
Durante el año, la vida silvestre muta con la llegada de cada estación, generando novedades permanentes para los gustosos del avistaje y toda la variedad de actividades del ecoturismo. Un paraíso intermedio entre los colores intensos del bosque de lengas, con sus arroyos y cascadas que se esconden y el horizonte insondable de la estepa, transmitiendo libertad y esperanza.
Guías expertos
Si bien cada uno puede salir a caminar a su ritmo, munido de binoculares y cámara, en la ciudad hay guías especializados que trabajaron en el diseño de recorridos que permitan acercarse a la diversidad de la vida silvestre en una o dos jornadas, una semana e incluso quince días.
Para quienes centran su mirada en las aves, de octubre a marzo está la posibilidad de acceder a excursiones de jornada completa para conocer la diversidad de aves que conviven entre el bosque andino patagónico, el ecotono, la estepa, el humedal y la alta montaña.
Cada año también se ofrecen safaris fotográficos estacionales de cinco días en los que se recorren 1.200 km en camionetas 4×4, para reconocer la transición bosque – estepa para observar la evolución anual de las especies, las adaptaciones para sobrevivir y los cambios que se producen en el paisaje.
Se priorizan los horarios de luz natural para capturar las mejores postales. En la unión de los océanos se recorren ambientes contrastados de bosques, volcanes, glaciares colgantes, con la selva valdiviana en el oeste y la árida costa atlántica en el Este.
Caminos de ripio secundarios llevan a sitios poco visitados y paisajes vírgenes que, fuera de los circuitos turísticos habituales, desbordan la capacidad de asombro de los aventureros exploradores. Empero, los lugares más característicos de este recorrido no quedan excluidos: el Parque Pumalin en Chile, el Parque Nacional Los Alerces (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), Piedra Parada y la Bahía Bustamante, entre otros atractivos.