El romanticismo que transmiten los viajes en trenes con locomotoras a vapor es difícil de igualar. A pesar del destierro a que se han visto sometidas en nombre del progreso, en varios rincones de EEUU, Colombia y Argentina sobreviven estos caballos de metal que transitan las distancias bajo una nube negra de carbón quemado.
Rio Grande Scenic Railroad (EEUU)
En EEUU hay una docena de trazados donde todavía se encuentran a potentes locomotoras que atraen a turistas y a amantes de la nostalgia ferroviaria.
Varios de ellos se concentran en el estado de Colorado, donde se encuentran recorridos como el Cumbres & Toltec Scenic Railroad de Antonito, el de trocha angosta de Cripple Creek, el de Georgetown Loop, y el del Rio Grande Scenic Railroad, en el valle de San Luis.
Este último une a las ciudades de Alamosa con La Veta, en un recorrido panorámico de 230 kilómetros (entre ida y vuelta) que rodea a los picos que superan los 4.300 metros como los de Sangre de Cristo.
Las locomotoras, alguna de ellas de 1910, impulsan a coches de la categoría pulman construidos hace 100 años, mientras que el coche comedor perteneció a la línea central de Nueva York, con detalles de categoría.
Este tren suele realizar recorridos temáticos como los de homenaje al Día de la Madre, el de Oktoberfest o el de Jazz en las montañas.
Durango & Silverton Railroad (EEUU)
Este ferrocarril se creó hacia 1880 para transportar cargamentos de oro y plata de las montañas de San Juan, también en el estado de Colorado, que transcurre a lo largo del río Animas.
Este viaje de 72 kilómetros entre los pueblos de Durango y Silverton recorre los hermosos bosques de San Juan, donde si hay suerte se puede ver algunos ejemplares de la fauna salvaje.
Las locomotoras a vapor fueron construidas entre 1921 y 1924, que viajan a una velocidad media de ocho km/h, aunque en algunos tramos en descenso puede llegar a acelerar hasta los 28 km/h.
Su imponente presencia fue aprovechada para filmar una docena de películas, entre ellas la de Butch Cassidy y Sundance Kid con Paul Newman y Robert Redford (1969) y El Truco Final, de Christopher Nolan (2007).
Si alguien es muy fanáticos de estos trenes, se puede hablar con el maquinista para realizar parte del trayecto a bordo de la locomotora.
Nevada Northern Railway (EEUU)
El Nevada Northern Railway es uno de los trenes clásicos mejor conservados de EEUU, también protagonista de numerosas películas, series y videoclips.
Es un viaje breve, de solo 90 minutos, parte de la estación histórica de East Ely en Nevada y el tren se dirige al sudeste bordeando el cañón Robinson hasta las minas de Ruth Cooper. También se organizan viajes por el Valle de Vista hacia el norte, hasta la localidad de McGill.
Se puede elegir entre viajar en un vagón reconstruido o en uno al aire libre, como la antigua tercera clase de los ferrocarriles de hace un siglo.
Por una tarifa adicional es posible realizar el viaje en la locomotora, y si uno quiere más emociones, puede apuntarse a los viajes temáticos como los que simulan robos o los que pretenden dar una cuota de miedo con el Tren del terror.
Tren de la sabana (Colombia)
Saltamos hacia el continente sudamericano, y desde Bogotá vamos a emprender el viaje a Zipaquirá, donde hay unas gigantescas minas de sal que son uno de los puntos turísticos más importantes de los alrededores de la capital colombiana.
El Tren de la Sabana fue creado en 1896, y tras haber cerrado por su ineficacia económica, fue reabierto al turismo en 1993.
Es operado por dos locomotoras diésel y cinco a vapor cuidadosamente restauradas, que realizan un viaje de tres horas hasta las antiguas minas.
Los convoyes parten cada día a la mañana los sábados, domingos y festivos, y en el trayecto de 53 kilómetros se detiene en los pueblos de Usaquén (a la ida) y Cajicá (a la vuelta), en que las bandas de música regional aprovechan para hacer su numerito mientras los pasajeros aprovechan para tomar un refrigerio.
Las cinco locomotoras a vapor fueron fabricadas por Baldwin, una de ellas en 1921 y las otras en 1947, antes usadas en diversos trayectos en Colombia.
La Trochita (Argentina)
Quien haya leído el libro de Paul Theroux El viejo expreso de la Patagonia sentirá un hormigueo cuando suba a La Trochita, como se conoce popularmente a este tren de trocha angosta que transita por las solitarias mesetas del sur de Argentina.
Del antiguo trazado de 450 km entre el pueblo de Ingeniero Jacobacci y la ciudad de Esquel solo se realizan 18 km desde esta última, en dirección al pueblo de Nahuel Pan. También hay otro trayecto entre El Maitén con el punto de Desvío Thomae.
Cada una de las estaciones atesora un pequeño museo sobre la historia de este tren histórico, donde todavía en invierno los pasajeros alimentan una estufa (llamada salamandra) a leña para combatir al duro frío patagónico.
Los vagones de madera, que se mantienen en un buen estado de conservación, son impulsados por locomotoras de las marcas Henschel (de Alemania) y Baldwin (de EEUU).
Ferrocarril Austral Fueguino (Argentina)
Este ferrocarril que parece de juguete es más conocido como el Tren del fin del mundo, denominación acorde a que se encuentra en el extremo sur de Sudamérica, en Tierra del Fuego.
Fue un trazado construido por los presos del penal de Ushuaia, que talaron los bosques fueguinos para levantar la cárcel como las primeras casas de esta población.
El ramal se desactivó en 1947 cuando la cárcel cerró sus puertas, pero regresó en 1994 como un tren turístico.
De los 27 km iniciales se realizan solo siete, en locomotoras a vapor construidas en Inglaterra, Alemania, Argentina y Sudáfrica; y los vagones que fueron redecorados para mantener el aire centenario cobra calidez con estufas a leña,
El viaje atraviesa el corazón del Parque Nacional de Tierra del Fuego, un bosque patagónico de lengas, guindos, coihues y otras especies propias del clima frío.
También cruza en varios tramos el río Pipo, donde corre con fuerza el agua del deshielo de las montañas, en los que se ven los restos del antiguo puente de madera por donde pasaba el viejo tren.