El turismo de aventura es un tipo de turismo activo que se enfoca en viajes no convencionales a lugares exóticos, inaccesibles y a veces peligrosos del mundo.
El principal componente de tales tours es la concepción del mismo a través de la idea. Es interesante, si el propósito principal es encontrar un tesoro escondido o el animal más extraño. De particular interés para los turistas son las investigaciones de barcos hundidos, cuevas submarinas, ruinas antiguas, volcanes extintos, etc.
El turismo de aventura incluye expediciones de senderismo, safaris (caza y pesca), la vuelta por el mundo (navegación), paseos en bicicleta, entre muchas actividades más.
Para aquellos que fueron aficionados a las historias de piratas y a las aventuras de Indiana Jones en la juventud, la palabra aventura sólo significa una cosa: adentrarse en la selva intransitable y allí complacerse en el cambio. De los viajes aventureros del pasado, el turismo de aventura ha heredado un interés por las nuevas sensaciones, dejando a los escritores de historias en papel y lápiz sobre los antiguos mapas con misteriosos signos que indicaban el camino hacia los tesoros protegidos de las tribus guerreras. Hoy en día el turismo de aventura está lejos de ser un viaje arriesgado lleno de misticismo y coincidencias aleatorias.
Por extraño que parezca, no se ha creado una norma única para el turismo de aventura, no hay una definición clara, así como no hay una fórmula única para crear viajes de aventura. En la versión más general del turismo de aventura se suele denominar viaje comercial con medios de transporte activos asociados con una estadía en el entorno natural.
La aventura supone la fantasía de encontrarse con algo nuevo e inusual, en esta palabra ya se ha establecido el camino para salir de la rutina, que puede convertirse en un viaje acuático a lo largo de un río o escalar alguna montaña. A diferencia de otros tipos de turismo, la aventura es incompatible con el papel del espectador, un turista puede en un sentido literal sentir al menos una pequeña parte de la Tierra.
El turismo de aventura se asocia a menudo con actividades al aire libre, los deportes y el turismo extremo. Mientras tanto, las diferencias son muy significativas. La recreación activa en su esencia es el entretenimiento, obtener una experiencia novedosa e incluso beneficiosa. Tal actividad recreativa da la oportunidad, viviendo, incluso en condiciones cómodas, de elegir la actividad al gusto del consumidor un menú multiactivo que se propone para el día.
Este tipo de turismo tiene la finalidad de ayudar al turista a desconectar un poco de la vida cotidiana, además de que puede darse por una amplia variedad de motivos que mueven al turista a buscar este tipo de aventuras. Algunas de las particularidades de esta práctica están relacionadas con la experiencia de nuevas sensaciones, la búsqueda de algo novedoso e inusual, así como con el aspecto comercial.
El turismo de aventura reúne ciertas características que lo distinguen de otras modalidades:
Si vas a hacer turismo de aventura, prepárate para caminar, nadar, escalar, remar o pedalear. A veces puede ser cansado, pero la sensación de logro al final hace que valga la pena. No es lo mismo ver una montaña desde lejos que subirla y disfrutar la vista desde la cima.
Olvídate de las calles, edificios y tiendas de souvenirs. En este tipo de turismo, lo normal es estar rodeado de árboles, ríos, montañas o cuevas. Puede que pases días sin ver una señal de celular o una carretera, pero eso es parte de la experiencia: desconectarse y vivir el momento.
No es un peligro extremo, pero sí hay emoción. Tal vez tengas que cruzar un puente colgante, saltar al agua desde una roca o andar en bicicleta por un camino empinado. Si sigues las instrucciones y tomas precauciones, todo es seguro, pero esa sensación de «¿lo lograré?» es lo que lo hace emocionante.
Este turismo no consiste únicamente en pasear, sino de demostrarte que puedes hacer cosas que tal vez nunca imaginaste. Escalar una roca alta, bucear con peces enormes o hacer rafting en un río fuerte te sacan de tu zona de confort. Gracias a este tipo de actividades te das cuenta de que eres más capaz de lo que pensabas.
Como la mayoría de estos lugares son naturales y no hay quien los limpie después, los turistas deben ser responsables. Esto significa no dejar basura, no dañar las plantas ni molestar a los animales. La idea es disfrutar la naturaleza sin destruirla, para que otros puedan vivir la misma experiencia después.
No es un viaje donde solo tomas fotos y ya. Aquí hay momentos en los que sientes pura adrenalina, como cuando estás a punto de saltar desde una cascada o cuando logras llegar a la cima de una montaña. Hay nervios, emoción y satisfacción al mismo tiempo. Es una experiencia que no se olvida.
No puedes hacer todo cuando quieras, porque la naturaleza manda. Si hay tormenta, no se puede hacer parapente; si el río está seco, no hay rafting. Por eso, este tipo de turismo a veces requiere esperar el momento oportuno para que la experiencia sea segura y divertida.
Por tanto, el turismo de aventura no es solo para expertos o personas súper atrevidas, sino que hay experiencias para todos: desde actividades tranquilas hasta las más extremas. Lo importante es elegir algo que se adapte a lo que te gusta y a lo que te sientas preparado para hacer.