Turistas varados en la Argentina cuentan su historia

· 8 Abr 2020 ·
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Desde que la Argentina cerró sus fronteras, muy pocos extranjeros pudieron volver a sus países. Al igual que los argentinos retenidos en el resto del mundo, los turistas varados se mantienen como pueden: con ahorros, tarjetas de crédito y pidiendo ayuda a conocidos.

Las embajadas y consulados atienden los teléfonos y los organizan, pero no les dan una respuesta concreta a la pregunta más repetida entre ellos: cuándo podrán volver a sus países.

Fabián Gustavo Spritzer tiene 33 años y vive en Canadá con su esposa, Ari, y su hijo de 9 meses, Federico. El pasado 6 de marzo llegaron desde Quebec en un vuelo de American Airlines a Buenos Aires para que la familia pudiera conocer al bebé.

Su vuelo de regreso, con previa parada en Mendoza para ir a visitar a la familia de Ari, estaba planeado para el 30 de marzo. Sin embargo, el 13 de ese mes recibieron un email de la aerolínea avisándoles que se había cancelado por la pandemia del coronavirus.

Mucha esperanza, pocos vuelos

Una situación parecida vive Álex Astorgas, de 40 años, quien llegó a Argentina desde Barcelona con su esposa y su bebé de seis meses . Aterrizaron el 1° de marzo en Tucumán para visitar a la familia de su esposa y para bautizar al pequeño.

Luego que la Argentina decidiera continuar con el cierre de fronteras hasta el 12 de abril pero que incluyera la excepción para los vuelos de repatriación, Iberia anunció dos salidas para hoy hacia Madrid.

«Estamos en la casa de mis suegros e intentamos ir lo menos posible al súper. Todo va por nuestra cuenta y no solicitamos ninguna ayuda económica. Cuando llamo a la embajada, me contestan amablemente, pero sin soluciones. Sabemos que hay dos vuelos, pero no sabemos si podemos entrar», contó Álex que trabaja como técnico administrativo en Barcelona.

Juan Pablo Menna (45) también vino desde Barcelona con su mujer, Iria Carracelas y su hija Júlia de 2 años y 10 meses. Él es argentino, pero hace más de 16 años que vive en el pueblo Banyoles, en Girona.

A Juan Pablo Menna, que vive en Girona, su empleador ya le avisó que se quedó sin trabajo por la crisis provocada por el coronavirus

El motivo de su viaje fue porque su mamá estaba internada en terapia intensiva. Su vuelo fue cancelado y tuvo que pedir plata prestada para sacar otro pasaje que nunca despegó.

Junto a otros 1600 catalanes, están en contacto permanente con la Delegación del Gobierno Catalán.

Un panorama desolador

Diego Benítez tiene 40 años y llegó desde Guayaquil, Ecuador, a Buenos Aires con otros 30 compatriotas para cursar unas clases de su doctorado en Educación Superior de la Universidad Abierta Interamericana.

Llegaron el 6 de marzo y tenían previsto quedarse hasta el 12. Un día antes, se enteraron que Ecuador cerraba sus fronteras y decidieron salir todos juntos hacia el aeropuerto para alcanzar el último vuelo. Sólo algunos lograron hacerlo, el resto continúa varado en Buenos Aires.

«Del grupo de 30, quedamos la mitad. Fuimos a la embajada en Buenos Aires para contar nuestra situación, nos recibió el embajador e hicimos un grupo de Whatsapp para comunicarnos. Sin embargo, nuestro Estado nunca nos trató bien ni nos da una respuesta», contó Benítez.

Él está viviendo con otros dos compañeros en un departamento en la avenida Independencia, cerca del centro porteño. Desde el miércoles 18 están en cuarentena sin salir de sus departamentos y todos los gastos los afrontan con algunos ahorros y las tarjetas de crédito.

 

 

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