El atractivo se encuentra en la provincia de Chubut, más precisamente en el valle del Río Epuyén en la localidad de El Hoyo, a 15 kilómetros de El Bolsón y a 14 kilómetros del Lago Puelo. Una oferta turística especial para aquellos que buscan volver a divertirse como cuando eran niños. ¡No hay mejor manera de hacerlo que perdiéndose, aunque sea un ratito!
Este lugar, para extraviarse y volver a encontrarse una y otra vez, se encuentra enclavado en un predio de 5 hectáreas, rodeado de bosques nativos y con unas vistas fascinantes a las chacras que se encuentran en el faldeo del cerro Pirque. Recorrerlo es una experiencia extraordinaria para disfrutar en familia o con amigos. Completamente hecho de cerco vivo, el laberinto posee 8000 metros cuadrados y, con 2200 metros de sendero para recorrer, posee nueve puertas.
Sin Minotauro y con confitería gourmet
Los que necesitan reponer fuerzas para seguir transitando el laberinto no tienen que preocuparse. Con una agradable vista a los cerros está la confitería del establecimiento. En ese cálido ambiente se ofrecen productos realizados con la materia prima que cosechan y cultivan en la chacra: tortas, tartas, muffins, alfajores, sándwiches, jugos naturales, cervezas artesanales y mucho más.
Nogales, castaños, perales, cerezos, guindos y membrillos son algunas de las variedades que crecen alrededor del laberinto. Estas y otras tantas especies brindan resguardo, sombra, frutos y un exquisito perfume al lugar.
Hacer un laberinto
El Laberinto Patagonia comenzó a materializarse un 1 de mayo de 1996. Ese día se plantaron, durante veinticinco días ininterrumpidos, 2100 Cupressus macrocarpa (ciprés) que fundaron el laberinto.
La técnica mediante la cual fueron plantados no fue sencilla. Implicó ecuaciones de trigonometría, agua y cal, cinta métrica, cientos de estacas y un gran ovillo de hilo. Sin embargo, en el proceso creativo y de diseño del laberinto confluyen motivaciones personales con todo tipo de conocimientos. Kabbalah, historia, geometría sagrada, mitología, filosofía y magia. También tuvo influencias del mito del laberinto de los antiguos Tehuelches.
Datos de interés
1– El mito del laberinto no se suscribe solo a la antigua Grecia, o a Europa y a Egipto. Aquí, en la Patagonia argentina, los antiguos también usaban este símbolo.
2– Recorrer un laberinto activa la parte derecha de nuestro cerebro y, por lo tanto, promueve la intuición y la creatividad.