Los dueños de una casa, al abrir la puerta, se llevaron una gran sorpresa al encontrarse con un lobo marino tomando sol en su jardín.
El ejemplar salió de la costa, pasó por la rambla, cruzó la calle, atravesó el boulevard, cruzó una calle colectora y subió más de un metro. Todo esto para llegar a una hermosa lavanda y el césped que la acompaña en el frente de una vivienda. Sí, un lobito de mar hizo toda esta travesía.