Una Semana Santa desolada tiene un amplio sentido religioso en Argentina, pero también es sinónimo de turismo. O al menos lo era, ya que este año, con la pandemia del Coronavirus, las rutas se espera luzcan vacías, al igual que los principales destinos que solían estallar de visitantes para esta época.
Playas inhóspitas, sierras sin visitantes, las Cataratas del Iguazú vacías, el Norte y la Patagonia, como si no existiera más la temporada turística, en un panorama que luce desolador.
La cuarentena obligatoria decretada por el Gobierno argentino desde el 20 de marzo para frenar la propagación del coronavirus terminó por paralizar al sector turístico, que con el avance de pandemia ya sentía una desaceleración abrupta.
«La situación del sector es terminal, estamos en un escenario nunca antes vivido donde ni las agencias de viaje, ni los restaurantes, ni los servicios terrestres vinculados al turismo ni la hotelería tienen trabajo ni posibilidades de tenerlo en lo inmediato», alerta el presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), Aldo Elías.
El diagnóstico es preocupante porque «no hay empresa que pueda sostener cero ingresos y pago de sueldos, ni las grandes ni las chiquitas», en una industria de mano de obra intensiva en el que el 60 % de los egresos son salarios, explica el directivo.
El turismo va mucho más allá de hoteles, aviones y ómnibus, ya que incluye a un enorme abanico de actividades que suele dinamizar las economías de regiones, varias de ellas postergadas.
Incertidumbre
Además de las medidas de asistencia que lanzó el Gobierno nacional para todas las empresas, se lanzará un fondo de auxilio especial para micro, pequeñas y medianas empresas -como agencias de viaje, empresas de hospedaje y gastronomía asociada al turismo- para hacer frente a los salarios de los empleados.
También se creará un Fondo de Turismo, con 30 millones de pesos (unos 450.000 dólares) para apoyar a emprendedores turísticos que desarrollen proyectos sostenibles, el plan «50 destinos», que destinará parte del impuesto del 30 % a la adquisición de divisas extranjeras a la mejora de la infraestructura turística, entre otras iniciativas.
¿Cuándo podría reactivarse el turismo? Es la gran pregunta sin respuesta en medio de la pandemia, porque muchas fuentes del sector coinciden en que la gente no se animará con facilidad a salir a recorrer un mundo en el que casi ninguna región pudo escapar del virus y habrá una enorme voracidad en la industria por captar a los pocos viajantes que se atrevan.