Viaja por toda la Argentina

· 5 May 2020 ·
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Un amigo alcanzó a volver de un viaje por la Patagonia justo unos días antes de que la cuarentena lo dejara varado vaya a saber dónde, y contándome el viaje por teléfono, se lamentó de un detalle: no haber parado en la laguna del Carbón, en la solitaria estepa de la provincia de Santa Cruz, a pocos metros de la ruta 3, entre Puerto San Julián y Comandante Luis Piedrabuena.

“¿Por qué deberías haber parado ahí?”, pregunté. “Porque es el punto más bajo de la Argentina”, respondió medio indignado porque no lo supiera. Y me explicó que, con 105 metros bajo el nivel del mar, esta pequeña laguna salina bastante ignorada en la llanura tiene sus pergaminos, porque no sólo es el punto más bajo de la Argentina, sino también de todo el hemisferio Sur y, además, del hemisferio Occidental. “Ah, también es la séptima depresión del planeta”, agregó.

Mapa de ruta

Y ahí fue que me contó el desafío que se le había ocurrido para cuando pase la cuarentena por el bendito coronavirus, y me entusiasmó: quiere llegar a los puntos extremos de la Argentina, del más alto al más bajo, del más caluroso al más frío, del más seco al más lluvioso.

Entonces nos conectamos por uno de estos programas tan de moda para encuentros virtuales y empezamos a tomar nota: resulta que al sitio más bajo puede volver medio fácil, pero el más alto se le presenta un tanto difícil: debería hacer cumbre en el cerro Aconcagua​, en Mendoza, a 6.962 metros sobre el nivel del mar. Parece que, al menos por un tiempo, esa meta deberá quedar en lista de espera.

Para llegar al punto más austral del país (bueno, sin contar la Antártida, porque el tiempo y el presupuesto no llegan a tanto), ya planificamos un nuevo viaje al sur para tomarnos una foto en el cabo San Pío, en los confines de Tierra del Fuego, con ese solitario faro sobre un acantilado frente a la isla Nueva, una de las que casi nos llevan a la guerra con Chile​ en el 78.

Sin embargo, también hay un conflicto respecto a San Pío. Porque el título de punto más austral se lo otorgó el Instituto Geográfico Nacional, pero la Subsecretaría de Catastro de Tierra del Fuego señala que el cabo Punta Falsa, que está unos cinco kilómetros hacia el este, se asoma unos metros más al sur que San Pío.

En la web Estudios Patagónicos, Roberto Hilson Foot y Daniel E. Magaldi aseguran que comprobaron in situ, en 2011, que según coordenadas, Punta Falsa se encuentra tres segundos más al sur que cabo San Pío, aunque si quisiéramos ser más rigurosos, deberíamos ir al Islote Blanco, una isla pelada de poco menos de una hectárea situada a unos mil metros de la costa fueguina.

Pero llegar allí ya se complicaría bastante más y además es una isla (Tierra del Fuego también, claro, pero es diferente), y si empezamos a sumar islas tenemos a Malvinas​, Georgias, Sandwich, Orcadas…. no, decidimos quedarnos por ahora en la isla principal de Tierra del Fuego. Y por las dudas, mientras el título oficial siga sin aclararse, ir a ambos extremos, a San Pío y a Punta Falsa.

Y de ida o de vuelta, hacer una parada en Puerto Almanza, que es la población más austral del país, a 72 km de Ushuaia, en una hermosa y calma bahía del canal Beagle. Un paraje de pescadores donde se pueden saborear las mejores centollas, además de muy frescos pescados y mariscos recién salidos de las aguas heladas.

A lo alto y a lo ancho

En el norte, hay tres lindos desafíos en la provincia de Jujuy. Uno es tan difícil que parece imposible: el punto más al norte del país, cerca de la confluencia de los ríos Grande de San Juan y Mojinete, en el departamento Santa Catalina. Vimos las coordenadas: 21°78’10” S, 66°22’14” O. En medio de la nada. No, no es cierto: en medio de bellísimas montañas, pero bastante difícil de alcanzar.

Al lado de eso, llegar al poblado más norteño del país parece hasta fácil, aunque no lo sea: un poquito más al sur de ese punto está El Angosto, un pequeño pueblo a casi 3.600 metros sobre el nivel del mar, a unos 30 km de Santa Catalina. Sus casi 40 familias cultivan papas, maíz, girasol y crían cabras y llamas.

El tercer desafío jujeño es estar en el pueblo ubicado a mayor altitud. Se llama Pairique Chico y es un asentamiento minero de unos 100 habitantes que se ubica a nada menos que 4.340 metros sobre el nivel del mar, no tan lejos del paso de Jama, que une Jujuy con San Pedro de Atacama, en Chile.

Su opuesto -la localidad más baja- es de más sencillo acceso, porque está en la llanura de la provincia de Buenos Aires: el balneario Chapalcó, a orillas de la laguna Chasicó, es la única localidad del país ubicada bajo el nivel del mar: – 28 metros.

Para ir a los extremos este y oeste, habría que hacer otro largo viaje: Bernardo de Irigoyen, en Misiones, es la localidad ubicada más al este, y el punto geográfico más esteño está muy cerca, apenas un poco más al norte, en las coordenadas 26°12’55.4” S, 53°38’28.7 O.

De ahí. Para llegar al punto ubicado más al oeste habrá que abrigarse y trepar a los campos de hielo del Parque Nacional Los Glaciares, en Santa Cruz: Latitud 50º 01’S; Longitud 73º 34’ O. Y a la vuelta, relajarse admirando las vistas del cerro Fitz Roy desde El Chaltén, que es el pueblo ubicado más al oeste del país.

De allí puede cruzar la provincia de Santa Cruz, pasar Río Gallegos, llegar hasta cabo Vírgenes y luego asomarse a Punta Dungeness, sobre las costas del Estrecho de Magallanes, que es el extremo sur del territorio continental del país.

De termómetros y pluviómetros

Con mi amigo detestamos el calor, por lo cual no nos será fácil pasar un tiempo en Las Lomitas, Formosa​, la localidad con la mayor temperatura promedio anual: 24 °C. Claro, no parece tan grave, pero ese es solo el promedio; las máximas superan tranquilamente los 40.

Eso sí, lejos aún de aquel 2 de enero de 1920 en Villa de María del Río Seco, Córdoba​; el día de la mayor temperatura oficialmente registrada en la Argentina: tremendos 49,1 °C. Un horno al mínimo

Es también la temperatura más alta registrada en toda América del Sur, aunque con un problema: el dato no pudo ser validado posteriormente. “Por ello en los registros de la Organización Meteorológica Mundial quedaron asentados los 48,9ºC registrados en Rivadavia, Salta​, el 12 de diciembre de 1905, como la temperatura más alta registrada y validada de toda Sudamérica”, explica Cindy Fernández, del área de Difusión del Servicio Meteorológico Nacional.

Muy diferente a lo que pasó aquel 17 de julio de 1972 en la estación meteorológica del Valle de los Patos Superior, en San Juan (estación que ya no está operativa): los 39 °C bajo cero de aquel día fueron la temperatura más baja registrada en el país y también en América Latina​. Aunque es cierto que fue con ayudita, porque esa estación no está a nivel del mar sino a 2.880 m de altitud.

Pero si no queremos andar trepando montañas para sentir el fresquito en la cara, deberíamos estacionar unos días en Maquinchao, en la provincia de Río Negro: “Maquinchao es una de las localidades más frías en promedio en Argentina. Principalmente porque está en una zona relativamente elevada de la meseta patagónica (a 888 msnm) y porque su clima continental le da una gran amplitud térmica. Allí, el 14 de julio de 1991 hubo 35,3ºC bajo cero, la temperatura más baja registrada en Argentina no medida en altura”, detalla Cindy Fernández.

Y si la idea es andar con un fresquito parejo durante todo el año, siempre estará Ushuaia, que tiene la menor temperatura anual promedio: 5,7 °C. Y también una muy baja amplitud térmica, por lo que no hay grandes diferencias entre máximas y mínimas; la temperatura de la capital de Tierra del Fuego es bastante estable. No así las condiciones del tiempo, porque suele haber sol, llover, salir nuevamente el sol, luego nevar y volver el sol con viento, todo en un mismo día.

Y hablando de ver llover, sin dudas puede ser una linda experiencia, aunque el exceso seguramente canse. Eso lo que suele suceder en lago Frías, cerca de Bariloche, en pleno otoño. Aunque la estación del Servicio Meteorológico del lugar ya no está operativa, en mayo de 1951 registró el récord de precipitaciones en un mes: 1.100 mm.

“La zona cordillerana de la Patagonia norte, entre El Bolsón, Bariloche y San Martín de los Andes es la más lluviosa en el acumulado anual, con alrededor de 1.500 mm. Es apenas un poco más que la Ciudad de Buenos Aires​, pero en esa zona casi todas las lluvias se concentran en el período otoño-invierno”, cuenta Cindy.

Índices de lluvias similares se encuentran en Misiones y Corrientes, pero eso sí, nada como aquel 29 de abril de 1912, cuando la ciudad entrerriana​ de Gualeguaychú literalmente se pasó por agua: cayeron casi 360 mm en 24 hs, la mayor precipitación registrada en un solo día.

Los que aman la sequedad y la tierra resquebrajada encontrarán su paraíso en distintas regiones, pero sobre todo en la estepa patagónica y en el noroeste, en las alturas andinas de Mendoza a Jujuy: en los altos Andes llueve muy poco todo el año, con excepción del verano en Salta y Jujuy, donde de diciembre a marzo caen algunos buenos chaparrones que desbordan ríos de cauces secos. Si no quiere sorpresas, puede armar carpa en Angualasto, San Juan, donde la pluviosidad media anual suele rondar los 24 mm, o apenitas ¡2 mm por mes!

El viento nos gusta a ambos, y para experimentarlo, nada mejor que la estepa patagónica, especialmente entre Comodoro Rivadavia, Chubut, y Río Gallegos, Santa Cruz, donde es raro encontrarse con un día calmo, sin al menos una brisita de 25 o 30 km/h, y donde ráfagas traicioneras suelen volarle la peluca a más de uno. De hecho, el lugar más ventoso del país según el promedio anual está por allí: Puerto Santa Cruz, en la provincia homónima, donde el promedio anual es de 20 km/h, claro, con días de tormentas.

Aunque curiosamente el récord no está por la zona sino en Santa Rosa, capital de La Pampa: el 20 de agosto de 1986, una ráfaga del cuadrante sudoeste revoleó caldenes soplando a 222 km/h, la máxima registrada mediante instrumental meteorológico. Buen momento para volar por el país.

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